5 - Fisgoneando en su intimidad

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NOTAS

¿Cómo va la maratón? ¿Han tomado asiento, se han tapado con la manta, han dejado que la gata se les suba encima, han preparado su taza de chocolate caliente y se han acurrucado con alguien para leer? 

El primer tronco está servido en la chimenea y seguro que más de una ya lo ha visto consumirse. ¿Echamos otro para mantener las llamas? En este capítulo saltarán chispas...

¡Ja, ja, ja! Adelante, familia. Comenten sin piedad, pero recuerden votar, que les conozco; les gusta tirar la piedra y esconder la mano. (Y luego hablan de Laura... ¡Pillas!)

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Fisgoneando en su intimidad

El recreo terminó y puso fin a nuestro abrazo. Desde entonces me he estado cuestionando por qué me siento diferente con Ana. ¿Influye en mí porque es chica y percibo que me comprenderá mejor? ¿O yo, como ella, me esfuerzo para que tengamos una buena relación sin ser consciente de ello porque es la novia de mi hermano? Después de todo, siempre quise una buena chica para él, una tan buena como Aiko que a mí también me pudiera gustar, y Ana ha demostrado que se preocupa por Eric. ¿Será eso, que ella se ha preocupado por mí y me ha defendido a pesar de odiarme, lo que me conduce a mostrarle una parte de mí? ¿O me he ablandado porque tuvo el valor de hacer algo que no parece que haga con frecuencia: pedir perdón? ¿Y si es un mensaje de Aiko para indicarme que intente seguir adelante con mi vida? ¿Es Ana el ángel guardián que ilumina la melancólica oscuridad que me rodea para enseñarme con el reflejo de su luz que hay un mundo armonioso más allá de este abismo?

Tengo miedo. Tengo mucho miedo de equivocarme, de cometer el error de cegarme por la ilusión de una amistad, de un abrazo, de un cariño que me recuerde lo que era sentir el afecto de mi Ai y luego terminar con el corazón destrozado por una traición de Ana.

Y lo que más me asusta es la facilidad con que mi cuñada derrumba mis muros defensivos aunque intento mantener la mente fría, solo hay que ver nuestra creciente complicidad tras ese abrazo sanador. Sus persistentes miradas sobre mí en plena clase han derivado en intercambios de sonrisas ingenuas. Las muecas aleatorias con sus labios y ojos también han sido lo suficientemente graciosas como para distraerme de las explicaciones. Por último, ha optado por dibujar una caricatura del profesor de Historia y extenderme la hoja para verlo mejor. Reconozco que tiene talento para dibujar, tanto que la perfecta recreación disparatada de ese señor regordete y narizón me incita a carcajearme. La presión de la risa me estremece por dentro como un globo inflado hasta sus extremos. Soy una buena alumna, así que me cubro la boca para evitar el estallido que interrumpa la clase. No obstante, escribo «Obélix» junto a la caricatura, ya que me recuerda a ese personaje, y eso actúa como detonante para Ana. Mi cuñada, enrojecida, explota como una piñata y yo me sincronizo con ella. Nuestra risotada capta la atención de toda la clase, pronunciando mi sudoración por la vergüenza.

—¿Acaso he dicho algo que sea motivo de risas, señoritas? ¿Dónde está la gracia en que tantas personas inocentes padecieran un infierno en los campos de concentración nazis? —nos riñe el profesor con dureza. Está en su derecho y tiene toda la razón, pero, por una vez, haber sido indisciplinada y reírme tan abiertamente gracias a Ana han reforzado la misma sensación del abrazo.

—Lo siento mucho por interrumpir —me disculpo y agacho la cabeza, en especial para controlar la impertinente risa.

—Fue culpa mía. Laura no ha tenido nada que ver, yo la distraje. No volverá a ocurrir —alega Ana, sorprendiéndome al asumir toda la responsabilidad.

—No pierdas el camino, señorita Álvarez, ni desvíes el de tu compañera. Esta falta de respeto no quedará impune y debes tomar conciencia sobre el tema que estamos tratando. Tus notas no brillan precisamente en mi asignatura. Querré sobre mi mesa un trabajo de investigación de-ta-lla-do sobre los campos de concentración nazis y las atrocidades que allí se cometieron. Recuerda citar todas las referencias. Si lo haces bien, lo tendré en consideración para tu nota final de trimestre. Si no, suspenderás automáticamente. ¿Entendido? —El profesor se ha excedido con ella, no es justo. ¿Por qué la castiga con tanta severidad y hace la vista gorda con otros que también interrumpen con sus cuchicheos?

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora