𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑖𝑠 𝑖𝑛 𝑡ℎ𝑒 𝑎𝑖𝑟. 𝑀𝑎𝑟𝑣𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑢𝑝𝑙𝑒𝑠.

𝐻𝑖𝑙𝑙𝑠𝑜𝑛

With you

♡♡♡

Ya era bastante noche y luego de estar jugando y corriendo toda la tarde, finalmente los hijos de Sarah Wilson se habían ido a dormir. María no podía sentirse más aliviada en esos momentos, pues esos niños habían agotado sus energías.

Sam salió de la habitación de sus sobrinos y cerró cuidadosamente la puerta. Vio a su querida María sentada en un sofá, con ojos cerrados y respirando de manera acompasada, por lo que creyó que se había quedado dormida. Se acercó a ella sigilosamente dispuesto a llevarla en brazos hasta la habitación, pero ella sonrió al sentirlo acercarse y abrió los ojos.

—Creí que estabas dormida —Sam tomó asiento junto a ella y acarició su mejilla con suavidad.

—Casi, ese par tienen más energía que tú y yo juntos —rio suavemente.

—Lo sé, pobre Sarah, lo que debe pasar a diario —dijo Sam bromeando. —¿Quieres ir a dormir?

María negó. Permaneció unos segundos en silencio, mirándolo simplemente. No podía tener suficiente de él. Pensó en esos momentos lo enamorada que estaba de Sam Wilson y sonrió bobamente.

—¿Amor?

—Me gusta cuando me llamas así —confesó la chica.

Sam se inclinó en su sitio y tomándola por las mejillas unió sus labios en un beso delicado.

—¿Quieres dar un paseo? —invitó él. Hill aceptó y poniéndose de pie lo tomó de la mano.

Ambos salieron de la casa, cerraron bien y caminaron en los alrededores para no alejarse de la casa y descuidar a sus sobrinos.

Llegaron hasta el bote de la familia Wilson y ambos tomaron asiento en la orilla de este.
La noche estaba estrellada, fresca y muy tranquila. La paz que sentían en esos momentos era irreal, única, magnifica.

—Me alegro de que Sarah se haya vuelto a casar y sea felíz —comenzó Sam. María lo observó en silencio. —A veces me paro a pensar en la vida que tienen todas las personas y me cuestiono si no quiero tener algo asi —la miró.

—¿Te refieres a hijos, una casa y un trabajo normal? —Sam asintió. —¿Y lo quieres, Sam?

Ella vio como Sam bajaba la mirada, pensativo.

—Todo depende.

—¿De que? —lo hizo mirarla llevando un mano al mentón de Sam.

—Soy felíz con la vida que llevo. Me gusta ayudar a las personas y hacer el bien...

—Eso no responde mi pregunta, cariño. ¿De qué depende? —habló con tal tono que demostraba que Sam siempre podría confiar en ella, y ella jamás lo juzgaria.

—De la persona con quien estoy —confesó. —De ti —corrigió al instante.

—¿De mi? —ella parpadeó sorprendida.

—Se que para ti esta vida que llevas te hace felíz. Siempre me dijiste que no querías hijos y yo estoy dispuesto a llevar la vida que tú quieres solo para estar contigo —tomó ambas manos femeninas entre las suyas.

—¿Sacrificarías tu felicidad por mi?

—No, tú eres mi felicidad, María —declaró. —No necesito nada más.

—Sam...—murmuró sin saber que decir. Suspiró enamorada y se abrazó a él en silencio.

—Te amo —Wilson besó su frente.

—También yo, Sam.

Mas tarde, luego de que ambos permanecieran en silencio, abrazados y disfrutando la noche decidieron que ya debían volver a la casa.
Al llegar, ambos tomaron una ducha rápida y entraron en la cama, donde se acurrucaron.

—Me gustó cuidar hoy a tus sobrinos —habló María rompiendo el silencio de la noche.

—Gracias por ayudarme.

—Lo haría de nuevo —se abrazó al torso masculino. —¿Pero sabes algo?

—¿Mmh? —Sam la miró en la oscuridad de la habitación.

—Preferiría cuidar a nuestros propios hijos —soltó, tomándolo por sorpresa.

Sam se tensó completamente sorprendido y se sentó rápidamente. María rio por su reacción.

—María...

—Quiero tener esta vida, contigo Sam, sólo contigo.

Él no tuvo nada que discutir y felíz la abrazó y besó amorosamente. Él también quería tener esa vida solo con ella.