❝Trazaba líneas sin cesar, hasta crear un boceto perfecto que representaba su más deseada libertad. Extender las alas cual pájaro y alejarse de todas las restricciones que tiene al vivir en una sociedad vampírica oculta al ojo humano. Cumplir su obj...
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『 ☾ ✟ ☽ 』
No quería que nadie se enterase de mi plan secreto y de un día para otro lo sabían tres personas, ¿Quién es la tercera?, Beomgyu, me sentía demasiado culpable por no decírselo siendo mi mejor amigo. Niki lo sabe por accidente, tenía mi mente demasiado ocupada por pensamientos que tenían como tema principal aquello, y Momo lo sabe pero era completamente consciente de ello.
Extendí mi brazo hacía el techo, mirando mi mano sin mucho interés en ella, simplemente no sabía muy bien que hacer, estaba pensando en demasiadas cosas y no estaba concentrada en ninguna en concreto. Me limitaba a detallar cada uno de mis delgados dedos. Mi corazón estaba oprimido entre unas manos invisibles, impidiendo funcionar como uno humano. Cualquiera diría que estoy muerta, pero lo cierto es que sentía demasiado para estarlo de verdad, era inconcebible pero así era. No me parecía a nadie, mentalmente hablando, unos objetivos impensables para muchos, unas ganas por el saber que nadie más tenía y todo eso, no lo podían mantener unas simples normas sin sentido.
Me levanté de la silla y salí de mi habitación, camino a la biblioteca principal, a la secreta no podía ir ahora, estaba mi padre y eso ya sería jugar al límite. Me vendría bien alguna historia de fantasía para dispersar mis pensamientos y dejar de pensar en el futuro y lo que puede pasar. Me paré enfrente de las dos grandes puertas de madera que limitaban la estancia, las empujé, dejándome ver uno de mis sitios favoritos. Estanterías de madera antigua repletas de viejos libros con mágicas historias en su interior, esperando a ser abiertos por alguien y contar su relatos a todos los que estén interesados. Pasé mis dedos por cada uno de los polvorientos ejemplares, buscando un título que me llamará la atención. Agarré uno, abriendo mis ojos al reconocer que su escritor era humano, sonreí y me encaminé a los sillones de la sala.
Me paré en seco al ver quién estaba en la sala. Una peluda bola con orejas y cola llamada Satán, estaba acostado en uno de los más amplios sofás, un libro abierto enfrente de sus ojos y una de sus patas delanteras sujetaba la página para que no se pasará.
-¿Satán?-Movió sus orejas y con un hábil movimiento cerró el libro, y se hizo el dormido-¿Estabas leyendo?-Entrecerré mis ojos muy confundida, ¿Cómo era posible?
Me acerqué a él, dejé el libro que traía entre mis manos en la mesita de café, y lo agarré poniendo su cara enfrente de la mía, clavé mi mirada en la suya pareciéndome ver un leve destello, produciendome más confusión.
-¿Qué eres? No eres tan solo un simple gato-Apoyé mi frente contra la suya y cerré mis ojos, concentrándome en sentir alguna respuesta, pero no recibí nada.
Suspiré frustrada, lo dejé en mis piernas, y se acomodó entre mis piernas, cerrando sus ojos para dormirse, agarré el libro que estaba, supuestamente leyendo, y empecé a hacerlo yo, mientras lo acariciaba.
...
Volví a mi habitación, después de haber dejado a Satán en su lugar, aún pensando en lo había sucedido, un gato no podía leer, ¿Cómo parecía que estaba leyendo? Y lo peor, que lo comprendiera a la perfección, algo anda mal, o a lo mejor no y simplemente era muy extraño. Me senté en el puf de al lado de la estantería, cogí una de mi libretas, y empecé a escribir sobre mi plan, seguía pensando en cómo evitaría la muerte al volver, convencer a los Originales no sería nada sencillo, Momo me habló una vez de ellos y son mucho más que unos simples vampiros de muchos años, son los fundadores de toda Eodun y los responsables de ella, también los creadores de las inutiles normas que no te dejen hacer nada sin pedir permiso, aunque ella dice que realmente tienen sus razones para que sean así.