Capítulo 23

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De todas las cosas que Harry pudo haber imaginado cuando se encontró con los ojos azules de Louis por segunda vez después de su conveniente reencuentro, ninguna podría igualarse con lo que está viviendo últimamente en carne propia, como un personaje principal por primera vez en su vida.

Es probable que su mirada perdida esté desconcertando a Louis de alguna manera y el ruido a su alrededor se convierta en ecos de fondo donde Harry no puede identificar ninguna voz, palabra o vocal. Entonces, como si la vida se le escapase de las manos por un corto segundo, él finalmente logra identificar a su hijo entre la multitud de cachorros que corren hacia los brazos de quien sea que esté allí para recibirlos y empaparlos del calor que solo una familia puede dar.

Para Harry no es diferente. Él se inclina hacia su hijo, quien corre hacia él con una sonrisa enorme en su rostro pálido con cabello desordenado que se mueve hacia atrás por el soplo de aire que le golpea al avanzar, envuelve sus brazos delgados alrededor del pequeño, y cierra los ojos como si hubiese esperado por este momento una vida entera.

—Hola, mami —dice el pequeño con la voz baja, sus labios apretados contra el cuello del omega y sus pies en puntilla sobre el asfalto.

Después de lo que parece una eternidad, el muchacho logra soltar el aire que había retenido en su pecho y finalmente cierra sus párpados por unos segundos que se convierten en todo para él.

—Hola, bebé —murmura en respuesta—. ¿Qué tal te portaste hoy?

El cachorro, apartándose de su madre con sus labios fruncidos en una expresión que Harry conoce al pie de la letra, suelta una risa inquieta que termina por hacer sonreír a Harry al mismo tiempo que inclina su cabeza cuando sus miradas se encuentran.

Harry abre la boca para decir algo más cuando el cachorro desvía la mirada justo al lado del omega, y cuando se da cuenta de quién es la persona que les mira con cuidado y mantiene sus manos unidas frente a él, alerta en cada segundo, abre sus labios pequeños y sonríe amplio.

—¡Louis!

Cuando Kenai se aparta hasta estar frente a Louis, Harry sabe que él ha perdido la batalla y que su hijo se ha salido con la suya.

—Hola, Kenai —responde el alfa tomando la mano que el chiquillo le ofrece, y Harry no puede hacer más que morder su labio sin darse cuenta de la mirada que algunas personas a su alrededor dejan caer sobre ellos.

Harry les ve, sin ninguna mala intención, y parece eterno el momento que comparten donde sus puños cerrados chocan en un saludo que no han planeado, pero que ha quedado a la perfección.

—¿Cómo estás, Louis?

Las palabras que Louis deja salir de sus labios finos, Harry no alcanza a escucharlas. Él se sumerge en su mente por un tiempo inmedido, pensando en lo que está por venir y cómo su corazón no hace más que emocionarse más de lo que debería.

Un carraspeo llega de algún lugar frente a él. Harry parpadea con velocidad y se encuentra con ambas miradas azuladas viéndoles con más atención de la que deberían, pupilas dilatadas y una ceja del más pequeño alzada con curiosidad.

—¿Pow qué no hablas, mami? —dice el cachorro.

El omega sonríe con sus mejillas llenándose de color, baja la mirada y niega con la cabeza con pura vergüenza antes de extender su mano hacia el pequeño y sonreír una vez más.

—¿Nos vamos ya? —dice.

Harry ve cómo Kenai alza la mirada hacia Louis por unos segundos, como si buscase alguna aprobación de él. Cuando el alfa asiente con una sonrisa apenas notable, Kenai le imita y toma la mano del omega.

Amateur ꩜ abo! larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora