7.

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Cuando Jeongguk escuchó el 'click' del seguro y segundos después la puerta abrirse, supo que había sido imbécil. Imaginó treinta formas distintas de Jimin matándolo. Lo conocía y sabía que estaba jugando con fuego, pero cuando comenzó y se dio cuenta de que estaba llamando la atención de su ex novio, incluso de la manera más tonta; tuvo una muy, pero muy pequeña esperanza.

Cuando el rubio entró por completo al apartamento, hizo una inspección rápida de todo el lugar con la mirada. Fue ahí cuando al fondo, pudo divisar una cabellera negra atrás del sofá. Entonces, sintió muchas ganas de burlarse porque Jeongguk era demasiado malo para los escondites. Si tuviera que esconderse para salvarse en una situación de vida o muerte, no dudaría ni cinco minutos.

Y permanecer ahí, fue inevitable para Jimin no tener la sensación de que su corazón se encogía. Sintió nostalgia y ciertamente, ganas de llorar. La última vez que pisó ese lugar había sido cuando terminó con el peli negro, y habían pasado ya dos meses. Recordó por qué estaba ahí, cayó en cuenta de todo y se preguntaba a qué mierda estaban jugando. Los recuerdos abrumaban su cabeza y se sentía vulnerable, las cosas no habían terminado de la mejor forma con Jeongguk, y aunque muchas veces creyó que ya estaba superando el tema, el mismo sabía que no era así. Nunca había llorado por ello, se guardó absolutamente todo para hacerle creer a las personas que estaba bien; no se permitió llorar ni cuando se encontraba solo en su habitación a las 3 a.m sin poder dormir.

El aroma que invadía sus fosas nasales y el fuerte golpe de lo único quedaba como recuerdos de su relación más sincera y llena de amor.

No estaba listo, y se odiaba por sentirse así, porque aunque quisiera odiar al chico que se encontraba a solo unos pasos de él, no podía, y estaba seguro que nunca iba a poder.

Fue tarde para que Jimin pudiera percatarse que las lágrimas recorrían sus mejillas, su respiración se agitaba, comenzaba a sentir pánico y su ritmo cardiaco aumentaba velozmente. Sentía su cuerpo débil y que pronto el calor de su cuerpo produciría sudor.

Y era obvio lo que estaba sucediendo, era algo que prontamente no esperaba pero que tampoco le sorprendía. El ataque de pánico estaba llegando a su cuerpo.

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Jeongguk podía sentir los nervios hasta el cerebro, ya habían pasado unos minutos desde que Jimin había ingresado a su hogar pero no sentía lo pasos acercándose, y ello lo asustaba más porque en su mente creaba escenarios de cómo Jimin planeaba fusilarlo. Pero cuando escuchó a Jimin transpirar y comenzar a hacer sonidos de lamento, eso no significaba nada bueno; su corazón se detuvo, justo como cuando estaban juntos aún.

Salió de donde se encontraba y corrió sin importarle nada hacia el rubio que yacía hecho bolita en el piso. Lo cargó en brazos y lo llevó hasta su habitación que quedaba cerca de ahí.

Sentó a jimin en sus piernas y comenzó a darle caricias continuas en la espalda.

El corazón del peli negro estaba latiendo como yacía mucho no lo hacía, la última vez que vio a Jimin así todavía estaban en una relación y aunque no lo demostraba para que el rubio se sintiera más seguro, era algo que le preocupaba y consumía de una forma inexplicable. Verlo en ese estado tan vulnerable y ansioso lo rompía, Jimin era su todo y si él sufría le generaba aún más daño a Jeongguk

— Todo está bien, concéntrate en mí ¿sí? - Jungkook tomaba la mejilla de él rubio.
— Concéntrate en mi voz y respira lentamente. Esto solo es ansiedad, estás bien, cariño. Lo prometo. - Lo pegó a su pecho y continuó.

Nuevamente recordó las formas con las que antes lograba calmar a su rubio.

— Contaré y respiraremos juntos al mismo tiempo, 1....2....3... - después de unos minutos la respiración de Jimin comenzaba a regularse. — Lo estás haciendo bien cielo, continúa así por favor.

Jimin comenzaba a relajarse, el miedo se iba despojando de todo su cuerpo y su mente lograba pensar con más claridad. Volvió a sentirse con la respiración normal y que todo ese pánico ya había terminado por completo. Continuó con los ojos cerrados.

Sintió como Jeongguk lo recostaba en el colchón de la gran cama, antes de levantarse dejó un beso en su frente dispuesto a salir de la habitación para que el rubio pudiera descansar mejor. Pero tan pronto como dio el primer paso, sintió una pequeña mano jalar levemente su polera.

— ¿Podrías quedarte un momento más aquí? - soltó Jimin abriendo lentamente los ojos.

— No quiero incomodarte, y necesitas descansar. - Jeongguk miraba a Jimin como el ser más preciado que pisaba el planeta tierra.

— No me incomodas, créeme.

Gguk tragó saliva y se acercó nuevamente a él. Se recostó a su lado y su corazón se aceleró cuando sintió como Jimin recostaba su cabeza en su pecho y lo abrazaba. Si tan solo las cosas hubieran sido diferentes y no hubieran ocurrido de la forma que lo hicieron, esto no se habría convertido en una acción extraña.

Lo que sucedió con Jimin minutos antes, era algo a lo que jeongguk estaba acostumbrado, calmar los ataques de ansiedad de su novio era muchas veces parte de su relación. Era un gran apoyo cuando el rubio pasaba por momentos de pánico, sabía calmarle e incluso tenía medicamentos y tés en casa para cuando Jimin se sentía así.

Jimin siempre vio a Jeongguk como su lugar cálido, y la persona que iba a mover cielo, mar y tierra porque él estuviera bien. Aprendió métodos de tranquilización para cuando Jimin tenía ataques de pánico, incluso más de una vez se levantó a media madrugada para sostenerlo, cantarle y que la ansiedad se fuera; puesto que mucho tiempo lo único que lograba calmarlo era su voz.

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TO HINT| kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora