1: Reconocimiento.

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      Un terreno complicado y de difícil acceso hacía casi imposible la llegada al punto que buscaban. El grupo de agentes policiales descendía con cautela, armados y con chalecos antibalas, pues hace tiempo no sentían la adrenalina típica  del caso criminal más famoso en los últimos cuatro años. 

    El terreno boscoso hacía casi imposible la misión de descender los materiales necesarios para examinar la escena violenta y macabra de la que fueron alertados gracias a una llamada telefónica anónima hecha a la División de Investigación contra el Crimen Organizado. Luego de un rato caminando sobre la empinada pendiente se toparon con un panorama devastador:

     —Allá abajo hay dos cadáveres.

     —Diablos...

     — ¿Serán los cuerpos de los desaparecidos?

     — Hay que acercarnos para averiguarlo.

A medida que se aproximaban a la escena del crimen, los murmullos se transformaban en insultos y maldiciones que expresaban el malestar del equipo investigador.

     — Lo volvieron a hacer.

     — Seguramente seguirán así hasta que obtengan algún beneficio de parte del Estado, pero ellos están equivocados.  Pronto estarán a disposición de la justicia.

     — Claro, ni siquiera les hemos seguido la pista correctamente. 

El grupo de agentes policiales hacía el reconocimiento forense de la escena:

      — ... Casquillos de bala, ocho para ser exacta; ojos vendados; leves signos de tortura por lo que parecen hechos quizás ante mortem, creo que posiblemente les hicieron confesar algo, aunque no sé qué información haya sido; habrá que determinar la temperatura de los órganos internos para saber más o menos cuánto tiempo tienen aquí muertos, claro, considerando las características físicas del bosque, o sea  el clima, temperatura, humedad... no parece haber signos de autodefensa... Según sus identificaciones personales, son dos empresarios de la zona...

      — Hay que recolectar muestras de ADN bajo las uñas, si es que las hay; hacer los análisis y el examen forense post mortem una vez que tengamos las fotografías; recolectar fibras o huellas dactilares en la ropa o directamente, de la piel de los cadáveres, fluidos, armas u objetos que levanten sospecha.

      — Entendido, inspectora Park.

     — Una vez terminemos habrá que levantarlos con cuidado para no crear más traumas al subirlos por ese barranco. Agente Son Hyeju, haga su trabajo como de costumbre, junto a los demás forenses. Iré a echar un vistazo en las inmediaciones del bosque.

    —¿Irá usted sola, agente Park?

    — Obviamente no, iré con otros policías más — dijo con desprecio ante la incauta pregunta —. Haga lo que le pedí, que para eso está en esta división. 

     — Disculpe, jefa.

      Los asesinatos de empresarios han sido comunes. El equipo liderado por la agente Park contaba a doce víctimas que habían sido asesinadas por una estructura criminal que extorsionaba y asfixiaba los negocios locales. Entre tantas hipótesis, una destacaba entre todas: 

      Las pequeñas empresas estaban vinculadas con los delincuentes por medio del intercambio y préstamo de dinero para la obtención de capital económico que impulsaría a las empresas en crecimiento. Una vez que los empresarios solicitaban un préstamo al grupo delictivo, estos eran extorsionados con el fin de devolverles importantes sumas de dinero que generalmente, eran cifras utópicas e imposibles de saldarse. Era una relación de dependencia entre delincuentes de alto perfil e integrantes del sector económico.

     Muchos casos parecían ser ataques personales, por las evidencias entre cada caso,  algunos asesinatos resaltaban por su crueldad como si el tan anhelado ajuste de cuentas haya sido desahogado con completa barbarie para complacencia de los hechores.

   La agente Park Chaewon tenía hecho añicos sus pensamientos. Debía ser seria y se le ocurrían tantas posibles respuestas, algunas más disparatadas que otras. En medio del mortal silencio la agente Park se sobresaltó al escuchar una voz que la llamaba desde su radio:

    — ¡Park!, ¡Park!, Detective Jeong Jinsoul  reportándose. Contesta, Park.

     — Diga, Jeong. 

      — Chaewon, no hay nada nuevo que valga la pena. Son Hyeju dice que el modus operandi es idéntico, así que creemos que se trata de los mismos delincuentes. Parece que es sicariato, otra vez; ven pronto, necesitamos que autorices el levantamiento de los cuerpos.

     — Maldición, debe haber  alguna pista... No es posible que siempre quieran salirse con la suya. 

     — Pues la agente Son insiste en que no hay nada nuevo.

     — ¿Han revisado bien la escena?, ya sabes, el entorno, los objetos, los cadáveres, ...

Una risa sarcástica y desafiante se escuchó al otro lado del radio:

     — ¡Joder! Cada vez desarrollas más paranoia. Confía en nosotros Chaewon, digo, Inspectora Park. Ven pronto. 

    — Ah, claro, Jeong. 


Identidades Difusas.Where stories live. Discover now