Capítulo 24 - Parte 1

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La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. - Gabriel García Márquez.

***

Melanie

El perito había tomado anotaciones y fotografías de algunos desperfectos del piso. En el había incluido, además de la caldera, algunas ventanas que no cerraban correctamente, por ende, tampoco aislaban correctamente del frío, algunas grietas en el techo de la cocina y el baño, e incluso cosas que para ella pasaban totalmente desapercibidas. Estaba claro que Dorian le había pedido que fuese totalmente meticuloso y eso era lo que había hecho. Cuando este se fue, decidió aprovechar la mañana y pasar por algunas inmobiliarias de la zona y aunque se lo esperaba, la decepción fue enorme cuando en todas ellas le decían la misma frase: "Lo siento, hay demasiada demanda y nos entran pocos alquileres." Aun así, se aferró a un pequeño ápice de positivismo y dejo sus datos en las cuatro agencias que había visitado por si encontraban algo que le pudiese cuadrar.

De pronto, recordó la fortaleza de su nonna, ella jamás se rendiría, de hecho, jamás lo hizo, ni siquiera cuando le diagnosticaron cáncer. Ella luchó contra viento y marea y siempre luciendo la más hermosas de las sonrisas. Se sentó abrumada mientras observaba como una avalancha de niños pasaban pedaleando frente a ella, disfrutando del esplendido sol que hacía. Alzo la mirada al cielo completamente despejado y trató de pensar en las palabras de su abuela. Seguramente, ella se estaría riendo del tal Philip, porque así era ella, risueña. Estaría pensando que su casero se comería los mocos el próximo mes, porque era imposible que consiguiese rentar el piso a ese precio. Irrefutablemente rio al imaginarse a su nonna indignada por verla así, en ese estado de tristeza absoluta al no saber que hacer con su vida. Sacó su móvil y escribió a Dorian tal y como él le había pedido...

"Nada. No he encontrado nada."

"No te preocupes. Hay tiempo."

Bufó malhumorada. Tenía un mes, pero el tiempo avanzaba demasiado rápido y sabía que cuando quisiera darse cuenta, lo tendría frente a sus narices, porque siempre pasaba lo mismo.

"Vente al bufete a las 14:00. Te invito a comer."

"Ahí estaré."

Guardó el teléfono de nuevo en su bolso y dibujó una preciosa sonrisa, iba a comer con Dorian y eso la alegraba el alma.

Dorian

Dio carpetazo a la documentación de su hermana. Ya lo tenía todo. Solo faltaba que Rodrigo lo firmase para que Kiara fuese una mujer libre. Habían sido días muy duros, de mucho trabajo y horas extras que apenas le habían dejado descansar, pero supuso que la felicidad de su hermana lo merecía. Quería celebrarlo, por lo que se dio el lujo de invitar a Melanie a comer. Llevaban separados unas tres horas, pero eran suficientes. Se atusó el pelo y llamó a su hermana para darle la buena noticia. El grito que dio fue ensordecedor e incluso la escuchó sollozar por lo bajo. Dorian iba a tranquilizarla, pero la voz no le salió cuando al otro lado de la vidriera, en la recepción del bufete vio a Kristal. Automáticamente hizo girar su sillón para darle la espalda. ¿Qué hacía allí? Estaba guapísima, como siempre, ataviada en un precioso vestido con forma de tubo que estilizaba su cuerpo y que, sin duda, en otro momento le hubiese quitado, pero ya no. Solamente podía pensar en que desapareciese de sus oficinas.

-¿Sigues ahí?

-Perdona Kiara -dijo carraspeando -. Acabo de ver un fantasma.

-¿Y cómo es el fantasma si se puede saber?

-Alta, rubia, con un buen par de pechos generosos y...

-¡Para! ¡Oh Dorian! ¡No me jodas! No será esa asquerosa la salvaje que te follas a todas horas, ¿Verdad?

Dorian haciendo apogeo de su buen humor, lanzó una sonora carcajada. Follarse a Kristal era lo que menos le apetecía. Aquella mujer le había hecho mucho daño y aunque en alguna otra ocasión había caído en la tentación, ahora ya no, porque tenía a Melanie y las marcas que cruzaban el dorso de su mano derecha se lo recordaban constantemente. Kristal escuchó al hombre que hacía unos años se lo había dado todo y al cual llevaba mucho tiempo sin ver, y sin más, se encamino al despacho. Tocó a la puerta, pero parecía que él no la escuchaba o que más bien la ignoraba, aunque prefería pensar que era lo primero. Así que, tomó una gran bocanada de aire, se envalentonó y abrió la puerta.

-Buenos días, Dorian -masculló trémula.

Él se giró de inmediato y los ojos negros de la mujer impactaron con los suyos. Tragó saliva incomodo por su presencia y cercanía. ¿Qué quería de él? Kiara que también la había escuchado, comenzó a vociferar y soltar palabras sin ningún orden alguno.

-¿Puedo pasar? -preguntó sonriente.

Dorian se puso en píe y la invito a sentarse frente a él. Kiara gruñó desesperada ante el silencio de su hermano. Este escuchó las advertencias que le hacían al otro lado del teléfono, pero haciendo caso omiso colgó la llamada para segundos después apagarlo. Lamió sus labios resecos a la vez que seguía los contundentes movimientos de Kristal.

Kiara

Tomó una gran bocanada de aire al escuchar la voz femenina al otro lado. ¿Quién coño se creía? Hiperventiló unos segundos e intento calmarse, pero su instinto la hizo ladrar.

-Te matare. La matare también a ella. Hare un funeral con vuestros cuerpos. ¡Dorian! No lo permitas. ¡Reacciona! Joder. Haz el favor de ignorar a ese maldito fantasma rubio.

Ella gritaba, pero al otro lado solamente pudo escuchar un tímido y escueto...

-¿Puedo pasar?

-¡¿Qué si puede pasar?! ¡No! ¡Claro que no! ¿Quién cojones se ha creído que es? ¡Dorian Moore! Ni se te ocurra permitir que invada tu espacio personal. ¿Me has oído? ¿No te acuerdas de cómo te destrozo la vida? No te atrevas a...

Pi. Pi. Pi. Kiara miró alucinada el teléfono. ¡La había colgado! Su hermano la había colgado sin mediar palabra alguna. Negó incrédula e intentó a llamarle de nuevo. ¡Apagado! ¡El muy cabrón lo había apagado como si nada! Miró el reloj y maldijo al ver que tenía una reunión sumamente importante de la cual no se podía librar. Buscó entre los contactos y se detuvo frente al nombre de Enzo. No le había vuelto a ver desde aquella cena en el que la había follado en el capó de su coche. Precisamente no es que terminase bien la noche, por lo que lo descartó al momento y llamó a su amiga, Melanie.

-¡Mel! ¡Escúchame! ¡No tengo tiempo!

-¿Ha pasado algo Kiara? -preguntó ella muy asustada.

-Necesito que vayas al bufete donde trabaja mi hermano. Estaba hablando con él y... ¡Por Dios corre!

-Tranquilízate -pidió sobresaltada - ¿Qué narices le ha pasado al neandertal de tu hermano?

-No tengo tiempo para explicártelo, pero apareció Kristal y parece ser que entró en su oficina. Melanie, por favor, si me quieres tanto como aseguras, ves y no permitas que se le acerqué. Le hizo mucho daño en el pasado y... ¡Joder! Es un blando, siempre termina cayendo en sus garras.

Melanie al escuchar aquel nombre comprendió que se trataba de aquella famosa abogada que le había traicionado. ¿Pero quien era ella para presentarse allí sin más y marcar territorio? La voz de Kiara sonaba totalmente desesperada, por lo que finalmente cedió y la aseguró que haría todo lo que estuviese en su mano para evitar que esa mujer jugase con él. Eso dijo y a eso hizo referencia, pero lo que Kiara no sabía, era que Melanie se refería a otro tipo de juegos.

Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅Where stories live. Discover now