Capítulo 21. Vuelta a casa

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Regresar a Pyroxene era extraño. Por una parte, era algo que Vil había estado esperando durante meses pero, por otro lado, la situación en la que retornaba era muy distinta a la de partida. A pesar de que por fin volvía a estar en casa y el problema que le había hecho marchar en primera instancia ya había sido solucionado, el príncipe no era capaz de sacarse la espinita del corazón.

Le preocupaba no saber cómo dar a sus padres la noticia de su embarazo, porque, por algún motivo, le daba miedo que considerasen que no había tomado las precauciones adecuadas y se sintieran decepcionados. Si lo estaban, tampoco podría recriminarles nada, ya que era cierto que no había sido lo bastante responsable, y eso era lo que más miedo le daba, que no tendría manera de refutar sus argumentos y solo podría permanecer frente a ellos, con la cabeza agachada, mientras le echaban la bronca como a un niño pequeño al que había que castigar.

Aun así, encontrarse en la ampulosa sala del espejo de su palacio le hizo sentir feliz, muy feliz. Estaba en casa.

Eric y Noel ya se encontraban allí, esperando por Vil y Leona, y no se demoraron ni un segundo en abalanzarse sobre su hijo y abrazarlo con fuerza. Noel olía a rosas. Sí, definitivamente podía decir que estaba en casa al fin. El menor les devolvió el abrazo y contuvo las lágrimas, no quería llorar por algo tan infantil como volver a ver a sus padres después de un tiempo alejado de ellos.

-Mírate, estás precioso -comentó Eric-, ¿te ha dado el sol?

-Hacía bastante sol en Afterglow Savannah, no parecía invierno.

-Espero que no hayas pasado mucho calor, cielo -añadió Noel-. Has tenido cuidado, ¿verdad?

-Papá, sé cuidar de mí mismo, ya no soy un niño.

-Error, siempre serás nuestro niño -replicó el consorte-. Y ahora, vamos, tenemos una sorpresa para Leona y para ti.

Noel se colgó del brazo de su hijo y tiró de él para que empezase a caminar a la par que Eric y él. Los demás les siguieron por detrás. Vil aprovechó el paseo hasta sus aposentos para hablarles de Ruggie, Jack y el doctor que habían traído consigo. El rubio les explicó que Ruggie y Jack eran los sirvientes del león y había quedado tan satisfecho con sus servicios que no quería prescindir de ellos. Respecto al doctor, como Vil no quería revelarles su embarazo de forma tan precipitada, se limitó a decir que se trataba del médico personal de Leona, al cual habían decidido invitar a Pyroxene en caso de que sucediera cualquier problema y necesitasen a alguien familiarizado con los hombres bestia. Por suerte, la mentira resultó creíble y los monarcas no indagaron en el asunto, aceptando de buen grado las palabras de su hijo y asegurándole que les prepararían habitaciones apropiadas cerca de ellos dos.

Cuando llegaron al dormitorio que compartían Vil y Leona, los reyes dieron indicaciones a unas doncellas de que proporcionaran acomodación apropiada para los tres acompañantes de los príncipes.

-Bien, ahora que ya está todo solucionado, tanto el asunto del ataque como las estancias de los sirvientes de Leona -anunció Noel-, será mejor que descanséis un rato antes de empezar a prepararos para el baile de esta noche.

-¿Qué baile? -cuestionó Vil, confundido.

-Noel se empeñó en que teníamos que organizar un baile para daros la bienvenida de vuelta, ya que siempre te han encantado -explicó Eric-. No es nada muy atrevido, tan solo una cena con un grupo de nobles invitados en el salón de baile.

-No estoy muy seguro de si es la mejor idea...

-Tonterías, estoy seguro de que lo disfrutarás, cariño -refutó el castaño-. Te vendrá bien divertirte un rato y olvidar toda la ansiedad de estos últimos meses. Y sé que te gusta estrenar vestido en estas ocasiones, pero en esta ocasión vas a tener que coger algo de tu vestidor. ¿Te molesta?

Eres mi Alfa y mi Omega [LeoVil || Twisted Wonderland]Where stories live. Discover now