Capítulo 36

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Cuando abrí los ojos me encontraba sola, bostece y con una mueca estire mi cuerpo hasta sentir un alivio que se extendía desde mis pies hasta mis brazos, en el instante en el que me siento en la cama, sin salir de las mantas, recuerdo lo sucedido.

Recuerdo como estuve durante toda la tarde hablando con Steven, hasta que yo caí rendida en un profundo sueño, pude sentir su presencia, pude sentir sus caricias en mi cabello, solo lo sentía, necesito ir al baño, realmente lo necesito, miro para todo lados pero no veo ningún rastro de Steven, sin otra opción me quito las mantas de encima, saco una pierna de la cama y luego, con la ayuda de mis manos, saco la pierna herida, una vez que mis pies tocaron el frió suelo, me levanto, al principio todo dio vueltas alrededor de mi y mi vista se oscureció, algo muy normal después de estar mucho acostada sin levantarme, mi pierna dolía, aunque ya no tanto, pero aun así lo hacia, en la parte derecha de la gran habitación había una puerta, de seguro es el baño personal de Steven, no creo que sea una buena idea ir allí, justo cuando estoy por caminar hacia la puerta e ir al baño del pasillo, Steven entra, sus ojos se oscurecen y se acerca demasiado rápido hacia mi.

-Alice, por el amor de Dios, no puedes estar levantada-

El me tomo en sus brazos y me cargo como si fuera un bebé o como los esposos cargan a sus esposas cuando entran por primera vez a su casa.

-Necesito bañarme-susurro, sus ojos están demasiado cerca de los míos y al igual sus labios, puedo sentir su aliento a menta mezclándose con el mío y sus fuertes brazos rodeándome no es una gran ayuda para no perder la cordura.

El se da media vuelta y camina hacia la puerta, donde se encuentra su baño, al entrar puedo ver que es muy espacioso, casi la mitad de su habitación, dos paredes son negras y las otras dos rojas como la sangre, sobre la izquierda hay una gran bañera blanca, rodeada de algunas velas, sobre otro costado hay una gran ducha, en la derecha hay un gran espejo con bordes negro de maderas y debajo un gran lavabo de mármol negro, luego hay cosas necesarias, como un mueble con artículos de higiene, un inodoro, muchas toallas rojas con detalles en negro.

-¿Acaso tienes una obsesión con el rojo y negro?- comento cuando el me deposita sobre un pequeño sillón, obviamente negro.

El camina hacia la bañera y comienza a llenarla, al ver el agua salir me dan ganas de abalanzarme y lanzarme sobre ella, me siento sucia y detesto eso.

-Me gusta la combinación- dijo sin importancia.

-¿Y porque tienes un sillón aquí?-

El se encogió de hombros.

-Puede ser necesario-

Su tono era cortante e hizo que mi corazón se encogiera.

-¿Estas enojado? Yo no te vi, entonces decidí levantarme por cuenta propia-

Negó con su cabeza.

-Cosas de trabajo, lo siento, no puedo desquitarme contigo-

Una vez que la bañera estuvo lo suficiente llena y con bastante espuma se acerco a mi aunque antes apretó un botón que se encontraba en la pared y una suave música comenzó a sonar por todo el baño, sin hacer contacto visual tomo el borde de la camisa que llevaba puesta y me la saco, dejándome solo en sujetador, en otra ocasión le hubiese gritado pero me sentía débil ante su toque, retiro las vendas que cubrían mi cuerpo y por ultimo tomo el elástico del short pijama y lo bajo muy lentamente, la llamas de sus dedos rozaron todas mis piernas y sentí como se comenzaba a encender una llama interior, solo estaba en ropa interior, mire mi cuerpo y vi que en su gran mayoría estaba morado.

-Estas muy delgada - susurro él - no lo había notado-

Acto seguido se deshizo de su camisa y su jean, no me había dado cuenta de que se había cambiado el pantalón de chandal y la remera de baloncesto, no me dejo ni siquiera analizar la situación, porque me tomo en sus brazos nuevamente, me dejo en la bañera y cerré los ojos al sentir toda el agua cálida en mi cuerpo.

Más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora