CONSCIENTE

18.1K 3.2K 193
                                    



Helou flores! Pues sin ná más que añadir... os dejo el capítulillo! Nos vemos mañana!

Helia vino a buscarme para decirme que debía prepararme ya que el coche oficial saldría en quince minutos, así que abandoné el comedor dejándoles a solas, realmente no sabía si era contraproducente dejar a Eloise a merced de aquellas dos sabandija...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Helia vino a buscarme para decirme que debía prepararme ya que el coche oficial saldría en quince minutos, así que abandoné el comedor dejándoles a solas, realmente no sabía si era contraproducente dejar a Eloise a merced de aquellas dos sabandijas, pero en realidad ellos no tenían nada en su contra, para Amanda, ella no suponía una amenaza y para Nathaniel... bueno, era alguien a quien conocía de toda la vida.

Una sonrisa se dibujó en mis labios conforme caminaba hacia el coche oficial, nunca olvidaría la cara del mequetrefe de turno al saber quien era ella de verdad, ¡Si hasta devoró con sus ojos cada parte del cuerpo de Eloise antes de revelárselo!

Aquello casi me había hecho olvidar el asunto de la sauna y eso me llevaba a la siguiente cuestión; ninguno de los dos parecía alterado o impresionado con mi presencia en el comedor, ¿Tal vez habían visto todo?, ¿Quizá no era ninguno de ellos? Pensé que después de lo sucedido al verles podría sacar información, como si fuera capaz de ver la culpa en sus ojos y empezaba a sospechar que no, aunque aun me quedaba por ver al tío Jacob, pero no había ni rastro de él por palacio y la idea de que tampoco hubiera sido mi carcelero empezaba a rondarme la cabeza.

¿Y si había alguien más?, ¿Y si aparte de ellos tres existía otra persona que me quisiera hacer daño?

No, eso es imposible. Ha sido uno de ellos.

Deseché momentáneamente aquellos pensamientos para centrarme en lo que Helia me revelaba sobre las damas que formaban parte del comité y así hacerme una idea de como era cada una de ellas. Me agradó que Louise, la esposa del primer ministro que había conocido en la gala benéfica estuviera entre ellas. Al menos sería una cara conocida y más aún cuando fue tan amable conmigo aquella noche ofreciéndose a ayudarme en lo que necesitara.

No sabía que esperar de ese tipo de reuniones, en realidad si tenía que basarme en las películas creería que solo era una pantomima para criticar y poner a parir a otros miembros de la alta sociedad que no estuvieran presentes, quizá por eso me sorprendió la seriedad con la que tomaban su contribución y más allá de hablar sobre moda, tendencias o elogiarse mutuamente con fingida falsedad, lo cierto es que me quedó muy claro que aquel comité si que se empeñaba en hacer bien sus funciones, aunque una vez acabada la reunión y aclarados todos los puntos además de mi presentación, si que dieran comienzo algunos cotilleos mientras se servía el té acompañado de unos deliciosos dulces.

—Es un verdadero escándalo querida, imagina que situación... ¡La mujer de su hermano!, ¡Que despropósito! Lógicamente quedarán fuera de la lista de invitados, no queremos que el evento se vea perjudicado, por no decir la incomodidad que supone todo esto...

No tenía ni idea de que estaban hablando, ni de quien, pero parecía el chismorreo del momento.

—La duquesa de Hartud —habló en voz baja Louise—. Es una magnifica anfitriona, pero no sabe guardar secretos, de hecho, es una experta en propagarlos con tanta naturalidad que incluso parece que nos hace un favor al revelarlos —sonrió con disimulo.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora