Marinette era solo una chica normal, con una vida normal, con un maletin.... lleno de responsabilidades para París y el mundo.
Fic perteneciente al Marinette March 2022 organizado por Meimicaro
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"No sé qué pasa, no puedo explicarlo. Estoy atrapada en este laberinto de emociones extrañas."
Marinette había tenido una semana muy rara, si bien, había visto a Chat Noir, en las patrullas, no la había ido a visitar al balcón.
No lo había visto extraño, ni actuando de forma diferente, así que se preguntaba si sería por lo del dedal que le regaló. Quizás tenía miedo que le reclamara al descubrir que era un anillo de oro, que las piedras rosadas, seguramente, son alguna piedra preciosa cuyo valor no quería saber, porque si no, nunca más en la vida, podría usarlo por miedo a dañarlo. Como sea, lo extrañaba y no podía negarlo. Se había convertido en una rutina bonita para ella, lo disfrutaba mucho.
Y ahora que no estaba, lo echaba de menos.
Bajó hacia la panadería por algo dulce para comer, para quitar su malestar, y se encontró con un delicioso aroma a chocolate en todo el lugar.
—¿Qué hacen? —preguntó, al ver a su mamá trabajar con un molinillo, mientras Tom trabajaba con moldes de distintos tamaños. Marinette llegó hasta los macarrones y tomó dos, uno lo echó a su bolso, antes de voltear a ver a sus padres.
—Hoy toca preparar el chocolate para los productos de la tienda. —le respondió Sabine, indicándole los granos tostados de cacao.
Sus padres siempre buscaban la mejor calidad para sus productos, y hacer su propio chocolate casero, partiendo del tostado de granos era una prueba de esto. Recordaba como de chica siempre ayudaba a su padre en el proceso de tostado. Amaba ver como esos granos iban convirtiéndose en chocolate molido y luego, como éste se iba adaptando para las distintas preparaciones.
Amaba ese proceso tanto, como el resultado final.
Estaba perdida en sus pensamientos cuando, su padre como si hubiera presentido que su hija necesitaba algo dulce para elevar su espíritu, le entregó una barrita de chocolate. De las que acababa de quitar del molde.
—Por cierto, toma —le dijo, haciendo que Marinette lo mirara, antes de tomar lo que le ofrecía—. Vamos a vender esto en la tienda, a partir de ahora, es un chocolate que cuando lo echas en leche hirviendo, produce un rico chocolate caliente instantáneo. Deberías probarlo.
—Claro, les avisaré que me parece —Marinette subió hacia el departamento, y se dirigió al refrigerador para sacar la caja de leche. Aspiró profundamente, mientras ponía el líquido en el espumador de leche y esperaba que terminara el proceso.
Se llevó el trozo de chocolate a la boca, para saborearlo antes de que lo deshiciera en la leche y se encontró gratamente sorprendida.
Era amargo, pero dejaba una sensación agradable en la boca, estaba segura que cuando lo combinara con la leche, sabría mejor.
Se preparó la taza y subió a su habitación, para salir al balcón y ver la noche estrellada de París.
Bebió su bebida caliente, saboreándola, disfrutando la sensación del chocolate caliente en su boca.
—Sería mejor si pudiera compartirlo... —se lamentó, e inmediatamente se enojó con ella misma. ¿Por qué ella estaba así?
Apretó el puño en el centro de su pecho, confundida, ¿qué estaba pasando con sus sentimientos?
—Condenado gato callejero —farfulló— ¿En dónde te había metido?
