Abundancia y Carencia

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Más rápido de lo pensado, se llegó la boda real, en la que los demás fueron y él se quedó rondando el templo durante el día y a saber cuantos días más estaría por su cuenta, como para oír ruidos dentro cuando la noche cayó. Su padre había dicho que quedaba a cargo de Poseidón y su abuela Tetis, pero ninguno de los dos había regresado aún y los sonidos seguían, como para tener que atenderlo él, porque no pondría en riesgo a ninfas y sátiros, era su templo, así que debía hacerse cargo de lo que en él ocurriera, se dijo y dudoso de cada paso, llegó al epicentro del sonido

- ¿Hola?- dudó yendo con cuidado a la cocina, sin captar que de correr peligro, no llevaba arma alguna para defenderse, al notarlo renegó, pero igual entró

Lo que vio ante él, fue el ser más extraño que hubiese visto jamás. Roída por la suciedad, delgada hasta los huesos, con el rostro sucio y untado de comida, con cabello salvaje y castaño, una pequeña en cuclillas devoraba cuanto hubiera, como para no determinarlo, ni aunque le encendiera todas las antorchas. ¿Qué era eso? Intrigado la miró desde varios ángulos y finalmente se acercó poniéndose frente a ella, logrando que ella apartara la vista del muslo que comía y lentamente alzara la vista negra para verle y tragara con fuerza, alcanzando a temblarle las manos

-¿Hola?- saludó extrañado poniéndose de cuclillas ante la otra niña- ¿quién eres?- dudó y ella solo le miró- Soy Porus- presentó extendiendo la mano que la hizo retroceder de un salto, tal como una rana y aterrizar a unos metros antes que la tocara- ¿tienes nombre?- insistió notando la distancia que tenían ahora entre ellos

-Penia- atinó a decir con su voz ronca y sus filosos dientes se dejaron ver cuando él intentó acercarse de nuevo, así que Porus alzó las manos en señal de tregua y se sentó en su sitio- hambre- reconoció con un brillo voraz en la mirada

-Pues come- autorizó y ella siguió mirándole inmóvil en su sitio, así que él le acercó la bandeja que ella miró y volvió a verle antes de darle otra mordida al muslo que aún no terminaba de devorar- ¿eres una diosa?- dudó ladeando la cabeza para detallarla mejor, no la veía destellar, pero tampoco parecía ninfa; ella le afirmó- ¿de?- dudó y solo en ese momento ella desvió la mirada casi avergonzada como para arreglarse los harapos- yo soy de la oportunidad, beneficio, la abundancia y sagacidad- repasó con orgullo sacando pecho, con sonrisa deslumbrante y con mentón en alto- o lo seré, padre dice que lo seré, que eso les dijo el oráculo- reconoció perdiendo la gallardía, ella solo parpadeó lentamente, relamiéndose los labios al verlo- cuando yo esté, no habrá mortal que no sea capaz de lograr lo que se proponga- soñó despierto- ¿y tú?- insistió

-Pobreza- musitó en apenas un hilo de voz, logrando desvanecerle la sonrisa- carencia, vacío, ausencia, nada- recitó otros sinónimos y múltiples formas de pobreza, él solo pensó en la física

-¿Por eso tienes hambre?- apiadó decidiendo que ese muslo no bastaba, como para revisar el lugar en busca de más comida

-Siempre, siempre hay hambre, siempre sed, siempre frío, nada sacia, siempre quiero más- intentó explicarse temblando de frío

-Ya veo...- miró el suelo inconforme, algo tenía que haber, tenía que existir forma de ayudar y se le ocurrió cómo- ven, sígueme, sé dónde están las reservas- llamó levantándose de un salto- ven, ellos no vendrán hoy, ni notaran que tomaste algunas cosas- prometió al verla aun en su sitio y sigilosamente ella corrió a alcanzarlo cuando Porus salió de la cocina

Curiosa miraba a las ninfas y sátiros por el templo, que extrañados la veían pasar por ahí mientras ella parecía quedarse sin habla ante el lugar, empezando a suponer dónde estaba y eso solo la asustaba más... no era una ladrona, solo tenía hambre y esa cocina olía a comida, pero por toda la ostentosidad del lugar estaba segura de dos cosas: ella no debería estar ahí y ese templo parecía de Zeus, jamás lo había visto, pero lo deducía, aunque seguía sin saber o escuchar al infante ante ella. ¿Él era Zeus? No se parecía en nada al fiero guerrero del que oía.

Príncipe del Olimpo [Pausa por Edición]Where stories live. Discover now