29. Ataque al Corazón

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Marinette March 2022

"El Maletín de Marinette"

29. Ataque al corazón

"Amemos como si nos faltara un tornillo, como dos tontos que solo saben eso"

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"Amemos como si nos faltara un tornillo, como dos tontos que solo saben eso"

Adrien llegó puntualmente a la puerta del departamento, una hora después de haber cortado la llamada. Marinette lo miraba fijamente, y aunque éste podía sentir la hostilidad en la mirada celeste de su amiga, decidió buscar a Sabine, después de todo, ella lo había invitado.

—El señor Dupain-Cheng me dejó pasar —indicó, antes de ingresar al departamento.

—Pasa, pasa —Sabine se acercó a Marinette para que esta se quitara del paso y dejar al pobre muchacho ingresar al departamento—. Siéntate —le indicó una de las sillas, Adrien notó que estaba el puesto para los cuatro, así que se imaginó que Tom subiría en cualquier momento también.

—Gracias —dijo, tomando asiento—. No quiero ser descortés —continuó, haciendo que Sabine lo miraba intrigada por sus palabras, lo vio juntar sus manos frente a él—, pero soy muy curioso y me gustaría ver que es lo que tienen para darme.

Sabine sonrió y le entregó una caja de madera. Adrien la tomó apoyándola en la mesa para sacarle la tapa. Se sorprendió al ver la taza de porcelana y el plato a juego.

—¿Esto es para mí? —exclamó, dejando la tapa debajo de la caja para poder tomar la taza y observar su nombre escrito en ella. Sentía que sus ojos querían picarle de la emoción.

—Sí, mi tío las envió —le explicó Sabine, colocando la tetera en la mesa—. Dijo que quería incluirte, porque siempre has sido una persona atenta con él.

—Es que el Shifu es realmente increíble...

Marinette observaba como su madre y Adrien intercambiaban conversación como si fuera realmente habitual de él. Y de vez en cuando, metían en su conversación, palabras que no lograba comprender, por lo que claramente hablaban en chino.

La risa entre ellos estaba inquietándola, se llevaban demasiado bien para su salud mental, por suerte, su padre no tardó en acompañarlos para finalmente merendar todos juntos.

Mientras comían, Marinette empezó a sentir un par de deja vú, aquí y allá por como su padre estaba mirando a Adrien, era igualito a como miraba a Chat Noir, cuando había montado todo ese cuento.

¿Cómo reaccionaría su padre al saber que tiene de nuevo a Chat Noir ahí? ¿Cómo se sentiría saber que había empezado a salir con él?

De pronto, las mejillas de Marinette se colorearon de rojo, llamando la atención de Adrien.

—¿Estás bien?

—Sí, claro —dijo, tomando de su taza—. Todo está bien.

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