TIERRA TRÁGAME

16.2K 3.1K 241
                                    


Buenas flores!!!!! Me esfumé unos cuantos días, pero la familia acapara y estaba pasando unos días junto a ellos así que siento el silencio (algunos de vosotros lo sabíais, la mayoría imagino que no) pero toca volver a la rutina y a la normalidad, así que aquí estamos!!! Que disfrutéis del capítulo, mientras tanto yo le estaré dando a estos deditos para avanzar lo máximo posible y que la tengáis pronto completa en Amazon (quería haberla acabado antes del viaje, pero me fue técnicamente imposible, ya sabéis que yo me enrollo demasiado en los finales y aquí hay mucha tela que cortar aún hahahaha)

Besotes y estaré actualizando de lunes a jueves!!!

Nota: El texto andaluz está escrito tal cual pronunciación, ni todos los andaluces hablan así, ni mucho menos se escribe así

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota: El texto andaluz está escrito tal cual pronunciación, ni todos los andaluces hablan así, ni mucho menos se escribe así. Existen numerosos tipos de acento andaluz y este es uno de los más "exagerados" creado a conciencia para el personaje y así evocar mis propias raíces andaluzas.

—¡Saluda ja mía!, ¡Dile en er idioma de aquí lo que sea a lah vesinas! «¡Saluda hija mía!, ¡Dile en el idioma de aquí lo que sea a las vecinas!» —exclamó y rodé los ojos.

—¿Llevas sin verme cuatro meses y quieres que salude a las vecinas en un idioma que no van a entender? —repliqué y miré a mi padre que bordeaba el coche y abría sus brazos para abrazarme—. Dime que ahora no le ha dado por hacer un documental de nuestras vidas —susurré y él comenzó a reír.

—Ha formado un club de fans en el pueblo y les ha prometido grabar el viaje para mostrárselo a la vuelta, pero yo no te he dicho nada —comentó en voz baja mientras me apretaba tan fuerte que sentí como me espachurraba.

Esos abrazos de papá eran los que más me gustaban.

Aparté la mirada y vi como mi madre seguía con el móvil grabando el palacio.

—Podías haberla hecho entrar en razón —continué hablando en voz baja para que no me escuchara la susodicha.

—¿Hacer entrar en razón a tu madre? Antes consigo que las vacas me recojan la cosecha de aceituna ellas solas —refunfuñó para darme a entender que eso era misión imposible y me eché a reír.

Ya fueran mis risas o el hecho de que al fin había pasado un halo de luz por su cabeza, mi madre se giró hacia nosotros.

—Ezte é má grande que er de turmana «Este es más grande que el de tu hermana» —habló refiriéndose al palacio.

—¿Vas a hacer comparaciones? —pregunté divertida porque ya había dado por perdida la batalla.

Mi madre era así, sería un sinsentido intentar cambiarla y porque no admitirlo, algo habíamos heredado Celeste y yo de ella.

—¡Oh no! No. No. No —negó acercándose ahora para abrazarme—. Solo eztaba disiendo una realidá.

Ya... conociéndola iba a comparar hasta la calidad del papel higiénico de su habitación.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora