(RDT) BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP || PHILOISE || CARTAS

¿A Theo o a Phillip?

La curiosa vida de Eloise Bridgerton se basaba en la comodida que se sentía con su soledad, misma que se escondía detrás de la amistad que mantenía con Penélope Featherington, y es que últimamente, su amiga trataba de escabullirse para estar con su hermano Colin, o simplemente para realizar cosas que no eran de la incumbencia de Eloise, eso la hizo sentir sola de verdad.

Después apareció Theo Sharpe, y lo que era peor, también había aparecido Phillip Crane.

Ahora, ambos chicos miraban como Eloise escapaba de su presencia, no porque no quisiera pasar tiempo con ellos, sino que, por alguna razón, le resultaba abrumador tenerlos juntos en el mismo lugar.

—¿Deberíamos...? —Theo deseaba ir detrás de ella.

Al igual que Phillip, que dijo:

—No. Eloise tiene cosas más importantes qué hacer que atender a un par de tontos— y sonrió.

Theo comenzaba a entender el "por qué" lo llamaban "todo un caballero".

—Entonces yo iré con ella... —a punto de seguirla, se detuvo en seco.

—No —se apresuró Phillip, colocando una mano en el hombro de Theo—. Ella desea estar sola.

Theo apretó los puños. 

Deseaba correr tras Eloise y acompañarla. Phillip Crane pensaba dejarla sola:

«¿Qué clase de hombre se suponía que era?», se preguntó Theo.

—Terco —susurró Phillip al ver lo ansioso que estaba Theo por correr detrás de ella.

Phillip Crane se encontraba tan inmerso en sus pensamientos que ni siquiera notó a Benedict Bridgerton observándolo acercarse a la puerta, el pobre hombre con los puños cerrados y hablando solo; cualquiera diría que era un loco.

—¡Crane! —soltó Benedict. 

Su misión: asustarlo.

Misión cumplida, se sobresaltó.

—Lord Bridgerton...—respondió Phillip con el poco aire que tenía en los pulmones.

—¿Lo asuste? —preguntó, con una sonrisa en el rostro.

Phillip negaba con la cabeza.

—¿Vino a ver a mi hermana?

—No —Phillip sonrió—, parece ocupada. No quiero molestarla.

—¿Está seguro?

—Sí.

No,  anhelaba verla, hablar con ella y si tenía la oportunidad, invitarla a dar un paseo, darle de comer a las aves, no sé, hacer lo que sea, siempre y cuando fuera con ella.

****

Si Colin Bridgerton desarrolló alguna habilidad en sus viajes a Grecia, fue la de observar. Pues había estado observando a su hermana desde el interior de su habitación, por la ventana; la chica hablaba con uno de los nuevos empleados, Colin sabía vagamente su nombre: Theo; y conocía perfectamente bien a Phillip, que se había acercado como niño perdido a ellos.

Vio el rostro de terror de su hermana, y después la vio huir de ahí. Colin alzó una ceja, llegó a una conclusión: A Eloise Bridgerton le abrumaban los hombres.

El chico bajó las escaleras hasta la puerta lo más rápido que pudo. Llegando antes que Eloise, que parecía un tomate furioso... y caminante.

—¿A qué se debe tu enojo, hermana?