23 - La dulce venganza

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NOTAS

¡Hola, familia! 

Por fin puedo traerles el capítulo del fin de semana. La mayoría votó por esperar a que estuviera completo para actualizar, así que aquí les sirvo el pastel enterito. Tienen luz verde para meterle el dedo, saborearlo e hincarle el diente si les gustó. Agradeceré sus votos y comentarios. No soy un gran cocinero, pero siempre me esmero para traerles lo mejorcito, ¡ja!

¡Feliz domingo! Espero que tuvieran un finde riquísimo.

¡Un besote!

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La dulce venganza

—¡Vaya! Parece que tienes un admirador secreto —resalta Ani.

¿Habrá querido decir "admiradora"? ¿Quiere jugar a fingir apariencias para ver mis reacciones? Le seguiré el juego porque esto me encanta.

Ambas nos acomodamos en nuestras sillas, limitándonos a vigilar el sobre como si se tratara de la octava maravilla del mundo, aunque para mí lo sería si fuera una gran sorpresa de Ana. Ella se mantiene más distante, como si esperara a que yo diera el primer paso bajo la excusa de que el papel lleva mi nombre. Imagino que el sobre contiene una carta de amor por todos los detalles que se aprecian. ¿Y si fuera una declaración de amor de Ani? ¿Y si me la leyera aquí y ahora? ¡Cuánto se aceleran mis pulsaciones!

Sumergida en una sonrisa nerviosa, alterno la mirada entre Ani y el sobre una y otra vez. Intento insinuarle que la he descubierto y que estoy muy ilusionada. Sin embargo, su rostro parece angustiado tras sus alegres labios. Creo que se pregunta si la corresponderé, si la sorpresa me gustará o algo semejante.

—Venga, Laura. Ábrelo de una vez antes de que llegue la profesora —me urge mi cuñada, como si la desesperara que me tome mi tiempo para revelar el contenido del sobre. ¿Tantas ganas tienes de descubrir mi reacción, Ani?

Risueña, cojo el sobre y comienzo a rasgarlo muy despacio. Percibo la intranquilidad de mi cuñada de refilón. Esa pierna inquieta y esos dedos golpeteando la mesa. ¡Ay, Ani! Así me tienes por dentro.

—Laura, un poco más de brío —me presiona. ¡Qué linda es!

—Me gusta disfrutar las sorpresas. —Y más si son tuyas. No serás la única que se deleitará con las ansias de la otra.

Dentro del sobre hay una tarjeta, que extraigo como si escogiera la flor más bella de un jardín para Ana. Se trata de una postal con grabados en relieve de corazones y ositos amorosos. ¡Qué tierna eres, Ani! Adoro que tras ese velo de bravucona que exhibes a veces muestres lo cariñosa que puedes ser.

El agradable perfume se esparce, siendo el segundo detalle de la tarjeta que proceso como si estuviera catando un vino. Ana sabe que me gustan estos aromas y a ella también le gustan estas fragancias en mí, lo recuerdo muy bien. ¿Una estrategia para arrimarnos, Ani?

Lo siguiente en que me fijo es el poema que hay escrito en el centro de la postal. Enseguida deduzco que no es la caligrafía de Ana porque ella no usa la letra ligada y los trazos son más limpios y suaves que los suyos, aunque tiene arte para dibujar, por lo que podría reservarse esta forma de escribir para ocasiones especiales... y yo soy especial para ella, según afirma. Si le hubiera pedido a otra persona que le hiciera el favor de escribirlo, también lo aceptaría porque su intención detrás de esto es lo que me importa.

—Leámosla juntas —le digo con entusiasmo y sujeto la tarjeta entre ambas con el fin de que nos acerquemos como ella quiere.

Será más emocionante leer sus palabras de afecto junto a ella, y más porque ya leí por encima algo sobre amar. ¡Qué excitante! Con su carita a unos veinte centímetros de la mía, me centro en el poema.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora