La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

24 - Una ruptura, una oportunidad

NOTAS

¡Hola, familia!

¿Cómo han estado? Espero que de maravilla. ¿Se pueden creer que justo cuando salió el sol después de días tormentosos medio que me resfrié? Cosas de la vida, ¡ja, ja! Confío en que su semana haya sido plena.

Siento como si hubiera pasado una eternidad desde la última actualización. Eso es porque les extraño al igual que sus comentarios. Pero hoy empieza el fin de semana y lo vamos a solucionar con un buen capítulo, ¡ja!

¡Vamos a ello!

¡Un besote!

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Una ruptura, una oportunidad

Cuando me dispongo a ir tras mi cuñada, Claudia me frena.

—Esto es culpa tuya, odiosa de mierda. No te acerques a Ana porque ya estoy yo que soy su amiga. —Miss Despreciable sanguijuela se sale con la suya al herirme con esas palabras y perseguir a Ani antes de que pueda responderle. ¡La detesto!

¿Por qué me acusa del sufrimiento de Ani? No he hecho nada para dañarla, no como ella que hará cualquier cosa menos consolarla. Llenará la cabeza de mi cuñada del estiércol que echa por la boca, y es evidente que me usará como chivo expiatorio para cargar con todos los males. Eres lo peor, Claudia. Parece que no te bastó el jaque mate de la fiesta.

Regreso la vista a la salida del patio, de donde Ana provenía. Las miradas chismosas siguen señalando al mismo punto. En esta ocasión, es mi hermano quien huye de la acosadora multitud. Él también tiene la cara empapada y los ojos le sangran lágrimas de dolor. A pesar de que se seca las mejillas constantemente y de que aprieta la mandíbula para contenerse, nunca lo había visto llorar de esa manera.

—¿Hermanito? —Lo intercepto—. ¿Qué ha pasado? —Es fácil deducir que Ana y él discutieron, que se apuñalaron con fieras palabras, pero necesito los detalles.

—Ana... —solloza—. ¿Dónde está?

—No lo sé. —No puedo dejar a mi hermano herido y solo entre todos estos depredadores. La propia gata Daniela podría aprovecharse de su debilidad para manipularlo. Yo soy todo lo que tiene y lo protegeré—. Ven conmigo.

Tomo la mano de mi hermano y, tirando de ella, lo conduzco escaleras arriba. En busca de privacidad, lo llevo a su aula, donde no hay ni una mosca revoloteando por los alrededores. Entonces, lo abrazo con fuerza y él se aferra a mí con la misma intensidad.

—No sufras, hermanito —le digo con suavidad y su llanto estalla—. ¿Por qué estás así? ¿Ha pasado algo con Ana?

—La perdí, Laura. ¡Ana me dejó! —¿Por qué has hecho eso, Ani?

—Lo siento, hermanito... —Se me cae el alma a pedazos por los temblores de Eric, su forma de exprimir mi blusa y las angustiosas lágrimas que me mojan. He pasado por esto tantas veces desde que perdí a Aiko que entiendo muy bien cuánto duele—. Pero ¿por qué? ¿La culpaste por lo del vídeo otra vez? —O Ana no pudo aguantar más lo de la supuesta infidelidad, pero no debo mencionarlo por si no ha sido así.

—No le dije nada, Laura —expresa con dificultad, cuando el sollozo se lo permite—. Me buscó en el patio para dejarme... ¡Yo quería arreglarme con ella! No lo soporto, hermanita. ¡No lo soporto! No sabes cuánto la quiero. Nunca me había enamorado así. Ana es especial, es la chica de mi vida... —Me afecta verte tan destrozado. Si me hubieras hecho caso y la hubieras cuidado... Pero no vale de nada reprochártelo ahora.

No entiendo por qué Ana se precipitó tomando una decisión radical. No pensó en las consecuencias. Los tres sufrimos y esto nos separará.

—Tranquilo. Buscaremos la forma de arreglarlo —le prometo para consolarlo.