44 (Parte tres)

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Luca.

Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.

Proverbios 18:24

°°

- Tenés que relajarte, Lu. Todo está saliendo a la perfección.

Las delicadas manos de Dani se posan alrededor de mi cintura, abrazándome por la espalda. Su fragancia cítrica inunda mi espacio y me lleva a voltearme, cazándola del mentón y depositando un beso en sus amarronados labios. Sus ojos celestes resaltan por el maquillaje y vestido a juego, sumado a la perfecta combinación de su bronceado. Está preciosa.

- Lo sé, pero... - Suspiro, derrotado. – mi familia sabe cómo volverme loco.

- Serán unos días grandioso. Dedícate a disfrutar, ¿sí?

Abro la boca para reprochar, pero su mirada de cachorro me conmueve, por lo que acabo regalándole una sonrisa sincera y atrayéndola contra mí, enterrando mi rostro en su cuello. Daniela vibra ante las coquillas que produce mi nariz en la zona y yo me deleito con el sonido de su risa. Ella hace que lo malo sea bueno, y lo bueno mucho mejor.

La conocí cuando fui asignado a otra tropa, tras que se deshiciera la que Edén lideraba. Daniela es teniente, yo soldado. Al comienzo no fue nada fácil acercarme a ella, pero nadie puede resistirse a mis métodos de seducción. Es decir, me puse en evidencia hasta que no tuvo más opción que aceptar salir conmigo. El resto es historia.

Su presencia ha sido de gran apoyo este último tiempo, puesto a que, sin mi mejor amiga a mi lado, todo comenzaba a consumirme de a poco. Mi familia, la boda, el trabajo, la soledad. Siempre fuimos Edén y yo y, de un momento a otro, era solo yo. Y no soy mi mejor compañía.

Dos meses y un poco más saliendo se sienten como una eternidad a su lado, y esta noche pienso proponerle que venga a vivir conmigo. Sin Edén en el departamento no veo el porqué de no darle color a mi gris vida, con la presencia de ella las veinticuatro horas del día. La quiero muchísimo y estoy dispuesto a comprometerme totalmente, si es que así lo desea ella. No es que sea un hombre de relaciones largas, estables y saludables, más bien soy de un polvo, tal vez repetir y cada quien sigue su camino, Sin embargo, con Daniela es distinto. Con ella no quiero ir rápido, tampoco deseo despertar a la otra mañana en su cama y salir corriendo. Paso las horas del día, cuando no estamos juntos, deseando volver a verla. Y cuando eso ocurre, comienzo a pensar cuándo volveré a hacerlo.

Un carraspeo a mi derecha me obliga a abandonar mi lugar preferido en el hueco de su cuello, volteando en dirección a la barra. El barman posa dos tragos de color rojo delante de mí y le agradezco con un asentimiento. Ella toma uno, yo el otro.

- Mmmh, frutos rojos. – Se deleita al beberlo.

- Tu favorito.

Sonríe cual pequeña y continúa bebiendo. Contengo las ganas de soltar un suspiro al recorrerla con la mirada. Hoy es el primer día de los tres que dura la boda. Llegamos en viernes a la mañana, la tarde se pasa entre banquetes, tragos y saludos a personas que no volverás a ver en tu vida y la noche cierra con el ensayo de la cena de boda. El sábado, mañana, estará dedicado a la preparación del salón e invitados, la ceremonia religiosa será al atardecer y la fiesta durante toda la noche. Obviamente, los invitados dormirán y se alojarán en el hotel que hemos rentado con mi familia, donde todas las ceremonias se llevarán a cabo. Luego, el domingo la gente podrá volver a sus hogares.

La boda sería algo pequeño, íntimo y familiar. No me pregunten cómo, pero acabamos viéndonos en la necesidad de rentar el hotel completo para tener habitaciones suficientes, lugar y actividades. Tiago y Grace son la pareja perfecta, pues ninguno tiene el corazón para des invitar o no incluir a ciertas personas en la fiesta. Juro haber visto a la profesora de francés de mi hermano junto a la mesa de dulces. ¡Y Tiago estudió francés hace 15 años! Como sea, el lugar está a reventar.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora