Capítulo XIII

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Capítulo XIII

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Capítulo XIII

Natasha caminó a la oficina de su padre con la frente en alto, ignorando las miradas airadas que despertaba al pasar. Apenas unos meses atrás había hecho ese mismo recorrido, despertando miradas llenas de deseo y envidia, segura de sí misma y satisfecha con la dirección en la que llevaba su vida. Ahora, aquellos que un día habían besado el piso tras su paso, se atrevían a mirarla por sobre el hombro, murmurando a sus espaldas. Había mucho del respeto del que gozó antes debido a su fracaso en su última encomienda: de un momento al otro había dejado de ser la todopoderosa hija del jefe para convertirse en una especie de paria dentro de su propia casa, de su propio círculo y eso la estaba matando. Había convertido a su padre en un blanco de críticas y, sin querer, estaba minando su poder, exponiéndolo a él y a toda su gente a la desgracia. Un líder débil era un blanco fácil para la horda de leones que siempre estaba al acecho, esperando cualquier falla, esperando la más mínima muestra de debilidad para lanzarse contra su yugular.

Ella sabía muy bien en qué clase de mundo se movían: cruel, implacable; y temía por el futuro de su familia. Si las demás familias se enteraban de su fallo y lo veían como una muestra de decadencia, eran capaces de declararles la guerra y eso era algo que no podía permitirse. Clint se había encargado de esconder su fallo del mundo exterior y de cumplir con los contratos establecidos y Natasha esperaba de todo corazón que sus maniobras fueran suficientes para mantener a las hienas lejos. Casi cuatro meses habían pasado desde su falla y no había vuelto a las andadas, pese a que ya estaba completamente recuperada. Las cicatrices en su espalda y en su pierna eran un recordatorio constante de aquel día y por ello, no se había atrevido a volver a la calle, no aún. No sabiendo que Steve estaba allá afuera, esperando la más mínima oportunidad para atraparla. Pero, debía hacerlo y mientras más pronto mejor... debía volver pronto para convencerse de que ya no estaba enamorada del policía y para mostrarle a todo el mundo que ella seguía siendo la mejor, que no era la debilidad de su padre, que seguían siendo tan fuertes como siempre.

Golpeó a la puerta de roble con los nudillos y al escuchar la invitación a pasar, entró y se dirigió directamente hacia el hombre, dejándole un beso en cada mejilla.

─ ¿Cómo estás, muñeca? ¿Ya te sientes mejor? ─ le preguntó el hombre, sentándose nuevamente tras su escritorio, acariciando las manos de su hija con cariño.

─ Sí, ya estoy bien, no te preocupes. Estoy lista para volver al trabajo─ anunció, sentándose sobre el escritorio con una sonrisa tranquila que esperaba fuera suficientemente convincente.

─ ¿Estás segura de eso, preciosa mía? Sabes que las cosas no han estado bien desde tu pequeño error y no podemos arriesgarnos a dar una imagen equivocada. Si las demás familias se enteran de que mi hija es débil, entonces, todo se habrá acabado para nosotros, Nateshka...

─ No soy débil, papá.

─ Oh, pero, lo fuiste, mi amor. Lo fuiste y eso me ha traído bastantes problemas...─ señaló, apuntando a una pila de papeles sobre su escritorio─ ¿Sabes qué son esas, Nateshka? ─ la muchacha negó con un gesto y él suspiró, apartándolas a un lado─ Son una advertencia. Cada una de ellas explica detalladamente como van a violarte frente a mí, como van a descuartizarme en vida, cómo van a quemar nuestras casas y nuestros negocios, cómo van a robarme todo lo que con tanto esfuerzo gané...

Opposite AttractsWhere stories live. Discover now