Capitulo 33

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La despedida fue larga y demasiado emotiva, pensó Christopher. Corto las preguntas de su madre sobre cuándo pensaban volver y no permitió que Raven prometiera nada más. Habían quedado para un paseo cuando volvieran y él no estaba seguro de hacerlo. Samuel le entregó sus papeles antes de subir al carruaje y con eso en las manos partieron.

  El camino a casa fue a su parecer demasiado corto, Raven habló contenta sobre sus hermanos y lo bien que lo habían pasado.
  Él le comento lo que hablo con Daniel en el jardín y ella le preguntó sin preámbulos si había sido él, no había duda en sus ojos cuando él dijo que no y siguió hablando. Si fuera tan fácil con su hermano, pensó con tristeza. Si supiera que él creería en su palabra tal como Raven lo hacía…

  Al llegar a la habitación ella prendió las lámparas y comenzó a quitarse las joyas y despeinarse.

— Ya no aguantaba más estás trenzas, la doncella me clavó las horquillas en el pelo. — Gimió ella mientras pasaba el cepillo por sus mechones.

— Hoy te luciste con tu manipulación, Pajarita. — Dijo él recordando cuando su hermano había preguntado por Baumman. — ¿No era ese pirata que murió? — La imitó él divertido.

— Tu madre se había puesto blanca como la leche. — Dijo ella abriendo los ojos.

— Esa actuación sobre un tipo solo, sin familia… Brillante. — Elogio él quitándose la camisa. — Sin hablar de esa pobre historia sobre tu infeliz destino, sobre ti sola en el mundo.

— Estuve muy bien con eso también, eficaz y triste a partes iguales. — Acepto ella levantándose y acercándose. Plantó un beso en su pecho desnudo. — Pude ver cómo esa información se filtraba por su mente como si fuera la única verdad.

— Exquisita. — Dijo él acariciando sus costados.

— De verdad no me gustó, tu hermano merece buscar al verdadero culpable.

— Pienso lo mismo.

— Llámame egoísta, pero no me arrepiento si gracias a eso él deja de buscarte. — Ella pasó las manos posesivas por su pecho. — Tu eres mío Christopher y no permitiré que nada ni nadie te aleje de mí. Mio. — Repitió nuevamente y depositó varios besos más, mientras repetía. — Mio, mio, mio, mio.

Ella finalmente se alejó y él la vio despojarse del vestido en un solo movimiento efectivo, se pasó el camisón por la cabeza y se acercó a la mesa para servirse agua, como estaba alejada ella se puso de puntas de pie hasta casi subirse quedando en una posición tan lasciva que el pene de él se endureció más al verla. Se acercó sigilosamente y le apretó las caderas, ella dio un  salto y un pequeño grito sorprendido. Él paso las manos abiertas por sus regordetes muslos en una caricia extensa.

— Y tú eres mía. — Metió un dedo en su intimidad y gimió al encontrarla mojada. — Mía, mía, mía.

Y en cada repetición metía y sacaba los dedos excitandola más. Dejó sus atenciones y se chupo los dedos, le quitó el camisón y ella trató de darse vuelta, pero él la mantuvo de espalda y pasó las manos por sus pechos y pellizco sus picos endurecidos, después de sentirla jadear y apoyar su trasero en su pantalón él la instó a apoyarse en la mesa, dejándola deliciosamente expuesta a él.

  Raven abrió las piernas lascivamente para él, sabiendo que estaba prácticamente goteando de deseo. Su sexo se apretó de expectación cuando sintió que el se desabrochaba el pantalón. La necesidad de sentirlo dentro de ella, llenándola, era casi enloquecedora.

— Por favor… —  gimió — Christopher…

— ¿Me quieres, amor? — Preguntó, su voz ligera de nuevo, incluso mientras se apretaba contra ella, y pudo sentir lo duro que ya estaba.

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