20

587 71 13
                                    


Llegamos a una calle en la cual aún había gente, todo el tiempo que nos tardamos en encontrar la playa nos quedamos en silencio, habíamos hecho un trato sin tener que hablar, para al menos así tener unos minutos de paz.

Nos detuvimos en una parada de autobús la cual ni siquiera se notaba su color original ya que los rayones que tenía ocultaban la pintura casi completamente, me senté sintiendo el frío llegar hasta mis huesos, miré como Mark se detenía sin embargo se quedó parado, debí haber supuesto que no se sentaría a mi lado.

Suspiró buscando algo en su mochila, sacó su teléfono. —Tenemos que caminar un par de calles más, por aquí no pasa el bus que necesitamos.

Tengo dos opciones en este momento, la primera es responderle, y la segunda es quedarme callado y seguirle sin decir ni una queja.

Elegí la segunda opción, soy tonto, pero tampoco demasiado como para hacer show en esta situación, estoy... no sé donde estoy, pero la cosa es que estoy con Mark, y teniendo su presencia a mi lado, nada bueno puede pasar.

Aparte aún tengo un teléfono que robar, por lo que perder mi poca paciencia no es una opción en estos momentos.

Lo seguí de mala gana, pero no iba a su lado precisamente, solo me concentraba en ver su espalda, mi estómago se revolvió haciéndome sentir extremadamente incomodó, no es porque quería ir al baño, sino porque antes de todo este problemón, había querido buscar algo de comer en la mochila de Mateo, pero pasó esto.

¿Debería preguntar si pasamos a comer?, pero él no querrá comer conmigo, a penas si me soporta, pero tampoco sé cuanto más nos vamos a demorar.... —¡Oye!. - acelere un poco más el paso para poder caminar a su lado, en cuanto estaba a su lado él se movió tratando de evitarme. —¿No tienes hambre?. - le dije volviendo a ignorar aquella acción.

—No.

Blanquee los ojos. —¿No puedes ser maduro por una vez?.

Carcajeó. —Tú no eres un buen ejemplo para hablar de madurez.

Arrugue la nariz un poco indignado. —Estoy tratando de serlo ahora mismo.

Carcajeó. —Debiste haberlo sido antes de meternos en este lio.

—Lo mismo digo para tí. - respondí calmado. —Tú te involucras en mi vida, y ¿Cuánta madurez hay en alguien que se mete en la vida de otros?, déjame pensar... - fingí hacerlo. —No tiene.

—Tú también te involucras en mi vida. - se encogió de hombros. —Así que no hables mucho de madurez, no te queda.

Apreté los labios para no seguir discutiendo y suspire mirando a otra parte que no fuera su rostro. —Entonces, ¿podemos pasar a comer algo?.

—Dije que no tengo hambre.

Apreté los puños queriendo pegarle. —Eres insoportable. - murmuré.

—Lo sé, pero no más que tú.

"Ni siquiera se para que le pregunte".

Fruncí el ceño, e incluso detuve mi caminar, sentí una gota caer en mi mejilla, miré hacia el suelo para ver las gotas de lluvia caer contra la acera, una por una comenzando a ser muchas más, me estaban comenzando a mojar. "La vida en efecto, me odia". Eso es lo primero que puedo pensar antes de que me pueda enfermar.

—¡Mueve el culo Donghyuck!.

Inmediatamente deje de lloriquear, miré como Mark estaba un poco más lejos de mí esperando para cruzar la calle, trote hasta su lado y cruzamos de una sola vez aprovechando que no venía ni un auto, nos refugiamos en la parada de autobús, al menos esta se veía un poco mejor cuidada que la anterior.

Fuego bajo la lluviaWhere stories live. Discover now