𝕯𝚛. 𝕽𝚊𝚐𝚎

[🍎] 23. 𝚅𝚒𝚟𝚒𝚖𝚘𝚜 𝚎𝚗 𝚞𝚗 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚛𝚞𝚎𝚕

𝙻𝚢𝚛𝚒𝚔

—¿Quién es la ardillita más mona de aquí? —le pregunto a Derek, obteniendo una sonrisa por haberle puedo una mueca muy tonta. No estoy muy seguro de si me entiende, le parezco imbécil o, según he leído, puede ser una mueca que hacen algunos bebés para tirarse pedos. Yo prefiero que sea lo primero—. Eres tú, ¿verdad, Derek?

Me inclino para rozar mi nariz con la suya con cuidado, y vuelve a sonreírme. Es muy divertido ver lo rápido que se estimula con el mínimo contacto, como ahora, que me siento con la espalda recta y le acaricio las palmas mientras se sacude. Sus pies, envueltos en calcetines de un suave tono pera, patean mi barriga mientras agita las piernas rechonchas. Será un niño enorme.

—Ardillita —le digo, aguantándome la risa y él suelta un gritito.

Cada día me siento mejor para interactuar con Derek. Aunque al principio me costaba horrores, estoy aprendiendo a dedicarme en él en cuerpo y alma para que sea el niño más feliz del mundo y viva en un entorno que le haga sentir bien y querido. Vivimos en un mundo cruel, y lo menos que quiero es que sufra algún tipo de daño que no pueda detener a tiempo.

Pero, cada día me siento mejor porque la gente directamente me llaman "papi". Aun con el dolor de la pérdida de mi hermana, quiero creer que esta era su forma de pedirme perdón por todos estos años de sacrificio por ella y darme la oportunidad de ser libre. Siempre me decía que no podría vivir eternamente bajo su falda, y que tarde o tarde llagaría un hombre que me traería loco y me haría sentir amado. 

Creo que lo he encontrado, Leira. Tenías razón.

La silla del escritorio rechina mientras muevo las piernas lentamente de delante a atrás con pereza. Ahora mismo estoy en el consultorio de Rage, y es la tercera vez que vengo con él a a trabajar. Los otros días he estado con Alph o Jade en sus casas o en casa de Gala. Los días de trabajo con Rage normalmente son cortos, pero hoy tiene un par de citas de última hora; y como no le gusta dejarnos tanto a mí como a Derek por mucho tiempo, me pidió amablemente que hoy fuera con él. No pude resistirme. Me hace sentir muy especial que me diga cosas como que "si nos deja demasiado tiempo no podrá dejar de pensar en nosotros", le encanta tenernos cerca.

Hay que admitir que el hombre no solo es súper sexy, encantador e inteligente. También es un gran protector de aquellos que tienen miedo o no tienen herramientas para combatir las dudas; agregándole a eso, en su trabajo, Rage como doctor es maravilloso. Uno muy bueno. Atento, cariñoso, sincero, y siempre desea lo mejor a sus pacientes para que sanen de forma óptima. Muy dedicado a su oficio.

—Lyrik, ¿puedes hacerme un favor?

Levanto la cabeza y Gala está de pie junto a la puerta. Lleva unos pantalones tono moca y una camisa azul bebé que le sienta muy bien, rara es la vez que la veo aquí sin la bata clásica de enfermera.

—¿Qué necesitas?

—¿Te importaría vigilar el frente? Rage me necesita en una habitación y su siguiente cita vendrá en pronto.

Asiento, tomando a Derek en mis brazos para dejarlo en la reposadera acolchada con estampado de bellotas que he traído conmigo. Creo que es inevitable quitarme la idea de la cabeza que Derek, para mí, va a ser mi ardillita glotona.

—Las citas están en la pantalla y sólo necesitas registrarlas por mí, para luego avisar al doctor que estará con ellos en unos pocos minutos.

—Es fácil, dudo que haya algún problema.

—Gracias.

Con cuidado levanto la silla del bebé y la sigo al pasillo, viéndola atravesar la puerta, y yo me dirijo directamente al pequeño vestíbulo. Dejo el asiendo al lado de la silla del consultorio, me siento y miro la pantalla para saber que la próxima cita es la última. Hoy es viernes y, a menos de que surja una urgencia o un parto, Rage debería de tener el fin de semana libre para estar con nosotros.