"Una relación falsa: por la paz mundial".

7.8K 735 341
                                    


Advertencias: La clase de Anya tiene 11 años.

.

.

.

—En serio —había iniciado Becky Blackwell mientras Anya se mantenía entretenida comiendo su almuerzo levantando la mirada hacia su amiga para prestarle atención—, quizás no tendrás la elegancia necesaria que tanto menciona el profesor Henderson, pero incluso así puedo apreciar un diamante en bruto —dijo, mirando a su amiga quien pasó su comida—. La mayoría en el salón ya tienen pareja o hay indicios de intereses, incluso unilaterales, pero, ¿Realmente nadie puede ver lo linda que estás? La semana pasada se me declaró George, creí que estaba interesado en ti. Quizás no sea el más guapo pero incluso así...

—¿Tenemos once años? —dijo Forger tímidamente, recordanle la edad que tenían (supuestamente) ambas. Becky suspiró y optó por coger una servilleta a favor de limpiarle el rostro a Anya, ya que tenía salsa de tomate en la cara gracias a la pasta.

Anya no comprendía la frustración de Becky de que nadie se fijara en ella como Blackwell esperaba.

Anya siguió con su comida mientras la morena continúo:

—¡E incluso así! Desmond ha estado interesado en ti hace ya cinco años y aún así no es capaz siquiera de asumirlo —exclamó la de coletas—. Tch, y así se hace llamar hombre...

—No sé de qué hablas —dijo entonces Anya, tomando un vaso de agua.

—Creí que te gustaba Desmond —susurró Blackwell inclinando su rostro en su oído—. ¿No querías ir a su casa hasta hace un tiempo atrás?

—Oh —exclamó Anya, comenzando a formular alguna mentira rápida y vomitó lo primero que se le cruzó—, claramente quería saber si su perro era más genial que Bond, solo eso —dijo desinteresadamente—. Pero Segundo no quiso apostar por ello porque es un cobarde así que no valía la pena insistir.

Becky Blackwell claramente no se tragó su mentira, pero tampoco la cuestionó más de lo necesario. Entonces, el timbre sonó y el comedor comenzó a estallar en ruidos molestos como el arrastre de las sillas y las quejas por volver a retomar las clases.

Anya miró su almuerzo a medio comer y suspiró, ya encontraría algún bocadillo pero no podía arriesgarse a llegar demasiado tarde a la clase del profesor Swan.

(...)

Claramente Anya no era ajena a la cotilla del salón. Sabía cada uno de los chismes de éste mismo y el enamoramiento de George hacia Becky no era algo nuevo para ella. Inició en el semestre pasado y sucedió debido a que ésta le habría ayudado con un material que no disponía por haberlo olvidado; Blackwell se lo entregó sin miramientos y el inocente flechazo de su compañero inició.

Anya oía desde su asiento cómo los pensamientos de George eran similares a los de Segundo (“¡Hoy se ve muy linda!, Quizás pueda preguntarle acerca de la fiesta de caridad de la próxima semana, o el cabello suelto le sienta bien”), sin embargo el primero no contradecía sus palabras cada milisegundo como Damian (“Se ve linda con ese nuevo sujetador de cabello, ¡No, claro que no! Es solo un broche, nada en especial...”).

Entonces, si George al tener esos pensamientos hacia Becky, ¿Por qué Damian Desmond no dijo nada? Anya creyó que en verdad no le caía bien. No la odiaba, pero tampoco la toleraba del todo y solo cuando parecía decir algo lindo o amable sobre ella inmediatamente se corregía insultándola o lo que sea. Anya no esperaba tampoco que fuesen mejores amigos pero sí necesitaba una apertura para ingresar en su vida y así dar con su padre lo más pronto posible por el bien de la paz mundial.

Forelsket • Spy x FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora