30 - Cita de amigas II

8.6K 647 732
                                    

NOTAS

¡Hola, familia!

¿Cómo se les avecina el fin de semana? Por estas tierras vuelve a brillar el sol, ideal para acompañar los capítulos veraniegos y calurosos como el de hoy. Tampoco negaré que un día bien soleado será un buen regalo de cumpleaños. Ay, mañana... Por cierto, mis felicitaciones a las y los tauros que cumplen años durante estos días. Ventajas de cumplir años en fechas cercanas a la del autor, hasta Eric está metido en el potaje, ¡ja, ja!

En fin, vayan a disfrutar porque el finde ha empezado y todos merecemos despejar.

¡Un beso enorme! Uno por cada año cumplido multiplicado por el infinito, ¡ja! A ver quién me supera con tanto amor.

--------------------------------------------

Cita de amigas II

El mar goza del privilegio de que Ana se entregue a sus olas. El agua la engulle como unos labios que funden al bombón más delicioso entre ellos. Siento hasta envidia de no poder ser yo quien recorra todo su cuerpo con semejante libertad. Cada gota que la moja sería un beso mío amando su piel.

Yo permanezco en la orilla, donde las olas mueren y entierran mis pies en la blanda arena. Ya casi no recordaba la sensación de saborear la playa con mis sentidos. El agradable frescor se eleva por mis piernas, incitándome a zambullirme para extinguir las llamas que Ana ha prendido en mi interior. Sin embargo, lo que realmente inunda mi corazón de alegría es contemplarla a ella emergiendo del agua como una diosa. Sonriente, se ondea los cabellos y se restriega los ojos hasta fijar su mirada en mí.

—¿Qué haces ahí todavía? Te hacía bañándote como una sirena.

—Hace mucho tiempo que no me baño en la playa, quiero disfrutar de cada instante. —Quiero disfrutar de ti—. ¿Está muy hondo ahí? —Unos pocos metros nos separan, y parece que mi inocencia le causa gracia a Ani por su forma de reír.

—¿Cómo va a estar hondo, bobita? Mira. —Erguida como un mástil, resalta que las olas serenas no sobrepasan su cintura—. Métete, está buenísima. No tengas miedo, hoy soy tu salvadora —remarca al guiñarme el ojo. "Hoy soy tu salvadora". Aunque no lo sepas, empezaste a serlo desde mucho antes, Ani. Mi risa no basta para agradecerte.

—Vale, voy... —Con cautela, doy mis primeros pasos. La memoria no me falla, a veces me encontraba con desniveles en el fondo que me hacían caer como una tonta y lloriqueaba porque pensaba que me iba a ahogar en un hoyo sin fin donde mi hermano no podría encontrarme. No quiero hacer el ridículo delante de Ana.

—¡Mójate de una vez! —La maldad de Ani no tiene límites. Miss Juguetona maquiavélica me salpica sin compasión.

—¡Ah! ¡Ana! —protesto y me entra agua salada en la boca, por lo que me paralizo y me protejo con las manos.

El calor desaparece, pero puedo sentir que las gotas se evaporan al entrar en contacto con mi ardiente piel. Culpa de Ana, la que me somete con su huracán lluvioso.

—¡Al agua! —Me aplasta como la más salvaje de las olas.

—¡Ana! —chillo, horrorizada por el miedo de tragar más agua.

No obstante, sus brazos me abrazan con firmeza cuando una fiera ola se cierne sobre nosotras como una avalancha. Me preparo para el azote. Sello mis ojos y aspiro aire hasta hincharme como un globo. Aun así, me siento segura gracias a Ani. Quedo como una ridícula cuando solo nuestros cuerpos se empapan y nuestras cabezas se salvan.

—¡Ja, ja, ja! Ya está, pez globo. —Ani oprime mis mofletes hasta desinflarme y me suelta. Podía haber seguido enganchada a mí como una lapa, eso no me incomodaba.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora