La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

34 - Esta noche seré tuya

NOTAS

¿Qué tal, familia? ¿Alguien había pedido postre? Porque aquí traigo unos pastelitos recién horneados. Digo, capítulo, ¡je, je! 

Espero que sigan disfrutando de la semana y que les haya vuelto a sorprender.

Gracias por sus votos, por sus comentarios y por recomendar todo sobre "La hermana de mi novio". Recuerden que pueden seguirme en Wattpad y en mis redes para estar al tanto de las novedades —que si alguien no lo ha hecho a estas alturas es para añadirle en el Death Note, ¡ja, ja!—.

¡Un besote, familia! 

Feliz aniversario para esa parejita encantadora que tanto apoya mis escritos. ^^

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Esta noche seré tuya

Extiendo mi cuerpo bocabajo a voluntad de Ani, con la barbilla apoyada en mis manos. Apenas disimulo mi sonrisa socarrona porque ella está detrás de mí y no me ve la cara. Me gustaría tener un espejo o algo que delatara sus expresiones en este momento, pero me he de conformar con sentirla.

La mano de Ani penetra bajo mi pantalón corto. En una caricia, pliega una parte hasta asomar mi nalga. No estaba segura de que lo fuera a hacer, pero noto su disposición. El dedo gordo ejerce de gancho para mantener la prenda subida. Su otra palma se frota en mi muslo, donde se instala gustosa. Tras un movimiento que hunde el colchón, su aliento baña mi piel y, un segundo después, siento el húmedo roce de su lengua. Emplea solo la punta, pero es suficiente para que me doblegue y me vea obligada a esconder la cara entre mis brazos.

Ani lame la zona del moratón con suavidad. Al principio, tenía la sensación de que lo hacía con inseguridad, como si no le gustara o dudara porque casi no me tocaba. Ahora me demuestra lo opuesto. Esparce su saliva por mi nalga con jugosos lametones. Puede que solo estuviera calentando, preparándome para lo mejor. O que ahora se sienta más confiada y relajada. En cualquier caso, me encanta su forma de presionar mi carne y arrugarla. La imagino realizando el mismo gesto un poco más abajo, entre mis piernas, y mis fluidos brotan en abundancia.

Apostaría a que no soy la única consumida por las llamas. La intensidad de Ani se dispara como los propulsores de un cohete. Sus labios forman parte de la combustión que abrasa mi piel. Toda su boquita devora mi nalga con tal antojo que arqueo la pelvis, empinando el trasero como si se lo regalara para que me poseyera entera, para que hiciera lo que quisiera. Pero no es lo único que provoca que me entregue de esa manera. Ahora, ambas manos aprisionan mis glúteos. Una estruja mi ropa junto con mi piel, pareciendo que ansiara arrancármela en el acto, mientras que la otra se restriega allá donde sus besos dejan un rastro de pasión. Incluso me inmoviliza una pierna al sentarse sobre ella. Pero lo más fascinante de eso es que se estimula friccionando su zona erógena en mí.

No imaginé que Ani fuera capaz de alcanzar estos niveles. Exprimo las sábanas hasta con los dientes para aliviar el estremecimiento que somete a mi cuerpo. Soy una completa masoquista por dejar que me enloquezca así cuando no permitiré que llegue hasta dentro de mí por mucho que lo desee.

Ansiosa, me mordisquea hasta infligirme un mínimo de daño que resulta placentero. Lo compensa chupeteando y lamiendo cada fragmento de mi nalga que, sin darme cuenta, ha descubierto por completo. Su lengua sigue empujando el elástico de mi ropa interior, como si pretendiera cruzar la línea e invadir el resto de mi trasero. A su vez, el roce de su vulva en mi pierna me induce a dibujarla en mi imaginación, a desear que se frote con el mismo fervor en mi boca.

En mi sudoroso descuido, Ani cuela una mano bajo mi pantalón y recorre todo mi punto sensible sobre las bragas como fruto de mi sutil meneo y su manoseo. Todo mi cuerpo se tensa. La carga se libera en un baño de fluidos y en la sacudida brusca de un pie. Me trago el gemido que amenazaba con traicionarme.