Capitulo veintisiete

29.4K 2.4K 118
                                    

•••

ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।

•••

Narrador omnisciente

Nerviosismo en su estado puro recorre los huesos de la bruja. Cuestiona el origen de sus acciones, contemplando las consecuencias de sus faltas, confiando en el lazo creado con el pasar de los años.

Recorre a tientas el callejón oscuro y húmedo, con una bela en una de sus manos, y un aro metálico en la otra, el cual tintinea entre paso y paso, sonando las llaves.

Su corazón acelerado late con fuerza.

Bajó la última grada hecha de piedra caliza y abrió la puerta de metal oxidado que divide los pasillos oscuros de las celdas sucias y mal olientes.

Dentro de la primera, sentada con las piernas a la altura del pecho y la cabeza gacha, encontró a la pelirroja con la que temía, mas necesitaba hablar.

Sintió un pinchazo en el pecho al verla en esas condiciones. El pensamiento es fuerte cuando de creer en la injusticia de su encierro se trata.

— Gabriela. — Llamó en un susurro.

La chica levanto la cara ante el llamado, sus ojos opacos, su piel blanca horriblemente adornada con parches morados.

—¿Que haces aquí?— Cuestionó la chica volviendo a esconder su rostro entre sus rodillas.

Monserrat buscó las palabras correctas, algo que sonara sincero y no como una excusa. No encontró manera, así que únicamente recitó una disculpa, apenada.

— Perdón por no venir antes, no me ha sido posible...

Su discurso fué interrumpido, pues Gabriela se puso de pie con un movimiento brusco.

—¿Que quieres?— Preguntó en un tono de voz alto.

La bruja respiró profundo. Contempló cual sería la forma correcta de decir lo que la había llevado hasta ese sucio lugar.

Rápida y sin rodeos. — Se dijo.

— Esta mañana ha venido Darha. — La mención  sola de su cuñada, hizo a Gabriela ponerse alerta. — Ian, él no ha vuelto a casa desde ayer. —Dijo apretando con fuerza la bela.

La chica entonces alzó la cara, con los ojos bien abiertos, incrédula y con las ideas rebotando en su cabeza. Desde el extremo simple, que le dice que quizá su hermano quería un día fuera de este lugar, hasta la esquina contraria, que la incursa en una tragedia, la que crea la escena detallada de un cuerpo inerte.

— ¿A dónde ha ido?— Exigió saber.

— Llevó a los padres de Chase hasta su casa. Debía estar aquí esta mañana. — Encogió sus hombros con preocupación.

—¿Solo?— Cuestionó la chica. —¿Lo dejaron ir solo aún cuando sabían que tendría que atravesar el territorio de ese asqueroso demonio?.

La pelirroja pateó el sucio colchón sobre el suelo, furiosa y angustiada por el bienestar de su hermano. La mayor agachó la cara, incapaz de responder.

—¡Podría estar muerto! — Espetó la chica apretando en puños sus manos.

— Ellos tienen un trato con Alicia y Trevor, no los atacarían.— intentó convencerse.

— ¡Pero a Ian si!— gritó. —¡Tendría que volver solo!.

La desesperación rompió la garganta de la chica, el tan solo imaginar a su hermano entre sus garras, completamente sólo e indefenso ante tantos de sus enemigos.

—¡Sácame de aquí!— ordenó

La mayor alzó la cara, negó incapaz de cumplir su pedido.

— Sabes que no puedo hacer eso— se disculpó la bruja— Chase me mataría  si...

—¡Tengo que ir por él!— Espetó. — Por favor.— rogó, obligándose a guardar sus lágrimas y mantener la cabeza fría— Aceptaré todo castigo que él imponga, aceptaré el castigo que te imponga.

— Gabi, no puedo hacerlo.— Negó la mayor.

— ¡No quieres hacerlo. Sácame de una buena vez! — Volvió a exigir apretando los barrotes.

La bruja apretó las llaves en su bolsillo, sobre pensando si sería buena idea o si eso la condenaría, sabía que la chica tenía razón, tenían que ir por él antes de que fuera tarde, pero tambien sabía que ella no podría hacer nada sola

—¡Monserrat por favor!— Suplicó una vez más.

Al final, suspiro. Rendida y dominada por sus sentimientos tomó las llaves de su bolsillo.

Nuestra Luna De Sangre जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें