Aunque eran claras, no podía comprender las palabras que Klaus me había dicho, así que me quedé en silencio esperando que lo repitiera.
-Pídeme que lo mate y lo hare- dijo.
Abrí los ojos ampliamente en descrédito y sorpresa.
-¿De qué hablas?- pregunté.
-Realmente solo necesito un pretexto para quitarlo de mi camino, si tu me lo pides y me das algo a cambio lo haría sin dudar- dijo.
Me puse de pie y caminé al otro lado de la habitación.
-Que darte algo a cambio ni qué ocho cuartos. Esto es una broma, no? Drake y tú se han puesto de acuerdo para hacer me esto. Me quieren enloquecer- dije. Klaus caminó hasta mí con las manos guardadas en los bolsillos de su pantalón color gris.
-Yo no me rebajaría a hacer lo que Drake está haciendo. Hablo enserio cuando te propongo esto, pero...-
Klaus se acercó a mi cuerpo, sus aterradores ojos azules vieron a los míos mientras susurraba;
-La propuesta está en la mesa. Tu decides- Sonrió haciendo que mi corazón diera un salto en mi pecho y salió de la habitación tal y como entró.
Las palabras de Klaus rondaban mi mente y aquella noche no pude evitar fantasear con la muerte. Ver el fin de Drake, verlo morir a manos de Klaus. Era increíble como el maltrato me había quitado la humanidad y empatía pero me aferraba a eso.
-No. Ni pensarlo. Matar... Matarlo... No. Eso no- me repetía estando acurrucada entre las sábanas a pesar de haber intentado atentar contra la vida de Drake en dos ocasiones previas.
Estando en cama, escuché la puerta de la habitación abrirse. Cerré bien los ojos y fingí estar dormida. Drake se recortó a mi lado, rodeando mi espalda con sus brazos. Sentí su cabeza sobre mi cuello, su rostro pegado a mi piel.
-Diablos, hueles tan bien- susurró.
Seguí fingiendo mientras él me besaba el cuello y el hombro.
-Mi princesa. Marcare tu piel con mi nombre para que todos sepan a quién le perteneces- dijo causando una reacción en mí. Abrí los ojos y me di la vuelta.
-Ni se te ocurra- dije y Drake rió.
-Sabía que no dormías. Pero hablo enserio- dijo.
-¿Qué no te es suficiente con todas las pequeñas marcas que tiene mi espalda? ¿Qué hay de las marcas que tengo en el corazón Drake?- le pregunté.
-También marcaré tu corazón princesa- dijo.
-Estas demente- dije. Drake se colocó encima mío bruscamente.
-Esto es todo tu culpa Sam. Si, estoy totalmente enloquecido por ti... Tu no vas a amarme, entonces lo mejor es quizás que ya no existas- dijo en una clara amenaza a mi vida activando mi instinto de supervivencia. Conecté sus labios con los míos en un apurado besó mientras mis manos buscan desabrochar sus pantalones. Introduje mi mano a través de su ropa interior, tomando su miembro y masajeando lo.
-Ahhh- gimio Drake en mi boca. Drake me sacó la mano de su pantalón, sacó su miembro erecto y lo colocó a mi entrada, deslizó a un lado la ropa interior y se introdujo lentamente.
-Te ves tan tierna cuando estas asustada y tan sexy cuando estas enojada. No se cual de las dos Sams ahhh... Me mmm gusta más- decía mientras me embestía. Me dio la vuelta y comenzó a azotar mi trasero. Su mano presionaba mi cara contra la almohada. No podía esperar para que eso terminara y una vez que lo hizo, Drake se recortó a mi lado y me abrazó como si nada estuviera mal. Sus palabras resonaron en mi cabeza toda la madrugada hasta el amanecer, si le gustaba verme asustada y molesta eso era señal de que no importará cuán bien me portara con él, siempre encontraría la forma de hacerme daño solo para satisfacer sus asquerosos y masoquistas deseos.
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Marcada: Aún soy propiedad de Drake Jacobs.
Teen FictionSam y Leo vienen una vida tranquila en Sedney junto Andrew quien Leo a acogido como su hijo. Todo en su vida parece perfecto, quizás demasiado perfecto. Es entonces cuando un fantasma del pasado regresa para reclamar lo que juró que siempre le perte...