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-PMJ.–

Era imposible. ¿Como pudieron haberse dado de baja de la noche a la mañana? En cuanto papá había mencionado al director el nombre de las tres chicas, la respuesta había sido una razón para reírme incrédula: las tres señoritas no continuan en nuestro instituto debido a que han sido dadas de baja repentinamente.

Papá no pudo hacer más. No tenía rastro alguno de las chicas y eso lo ponía de mal humor de vez en cuando. Y con todo el dolor de su corazón, me había dicho que permanecería estudiando ahí mientras esas chicas no estuvieran en el instituto. Obviamente había aceptado, sin embargo, sabía que no solo eran Soyeon, Wonyoung y Yujin. Habían otras chicas y otros chicos por ahí quienes querrían lastimarme.

No quería darle una preocupación más a papá. Quería estar segura de que todo había terminado.

Observé una vez más el uniforme recién llegado sobre mi cama. Un saco y falda gris, sin ningún rastro de arrugas y a un lado estaba mi — ahora— moño. Mi madre había insistido con aquel accesorio y no lo reproché, era justo que yo estuviera de acuerdo. Me dirigí al baño y tomé mi ducha matutina. Al terminar de vestirme me dirigí a mi espejo, no tenía la energía para describirme, al menos tenía una pareja quien podría encargarse de eso. Taeyeong tenía ese don de llenarme de bellos halagos, haciéndome olvidar por completo que mis días se están yendo al carajo. Dos toques en la puerta llamaron mi atención.

— Minju. — la voz de Seonghwa me hizo fruncir el ceño. — Esta vez no tomarás un autobús, yo te llevaré a la escuela así que no quiero un "No" como respuesta.

Tomé todas mis cosas y salí de la habitación con el mayor detrás mío.

Mi hermano y yo descendimos por las escaleras, rozando nuestras yemas en todo el extremo del pasamanos. Los choques de recipientes se habían hecho presentes tan pronto estábamos caminando hacia el comedor. Mis padres comían de forma elegante mientras movían con pereza los cuchillos y tenedores con ambas manos. Mamá siempre era tan caracterizada con aquel rubor en sus mejillas y una sonrisa en sus comisuras. En el caso de papá, por cada pedazo de alimento que metía a la boca fruncía el ceño mientras lo masticaba. Parecía frustrado. Indignado.

Seonghwa y yo tomamos asiento frente a ellos, siendo mi hermano quien estuviera a la vista de mi madre y yo, a la de mi padre.

— En verdad lo siento mucho, mi princesa. — papá limpió con un mantel sus labios y lo dejó a un lado de la mesa. Posó sus orbes oscuros en mí con un toque de decepción.— El director se había negado a darme la información de esos bichos. — papá le había dado ese nombre a el trío. — Dijo que era algo personal, y aunque moría por hostigar a ese señor, tuve que conformarme con eso.

Suspiré resignada.

— Papá, no es necesario que actúes de esa forma. — tomé su mano. — Y no te preocupes por mi, ahora que ellas no están, estaré segura.

Una risa seca rompió el ambiente.

— Ni tú te la crees. — fulminé con la mirada al mayor a mi lado.

— Seonghwa.

— Orden, jóvenes.

Mi hermano y yo enmudecimos ante la orden firme del hombre. Por inercia agachamos las miradas, como aquellos tiempos en donde por cada maldad que hacíamos hacia el otro debíamos ser juzgados por nuestros padres. En realidad, ellos no eran tan estrictos como parecían, simplemente nos decían que debía haber modales en todo momento. Ser educado era esencial en cada circunstancia.

Yo estaba consciente de que mi padre era un gran hombre, a pesar de ser bastante intimidante y gélido. Lo que me parecía injusto era el destino de Seonghwa, quien no se había negado a tomar la sucesión una vez que mi padre se retirara de su mando en la empresa. Y yo, debía ser la mano derecha.

𝙄𝙣𝙘𝙚𝙥𝙩𝙞𝙤𝙣 - 𝙆𝙃𝙅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora