|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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EDGAR RESBALÓ Y CASI SE CAYÓ AL SUELO POR CULPA DE LA ROPA TIRADA EN MITAD DEL PASILLO DE ALINA. Rodó los ojos, soltó un suspiro y rechinó los dientes molesto. Llevaba poco tiempo conviviendo con su prima y la anciana Danbury, pero ya conocía perfectamente cuán descuidada era la joven.
—¡Alinaaaaaa!
—¿Queeeeeeeee?
—¡Tienes que recoger tus cosas del pasillo!—el primo de la marquesa miró su reloj de bolsillo y suspiró—. ¡Y date prisa! La boda de tu amigo empezará en breve.
Alina lanzó más vestidos y medias fuera de su cuarto solo para molestar a su primo. Por una vez en su vida, le importaba el atuendo y como se vería ella para un evento social. Era la boda de su mejor amigo, de su hermano, de su cómplice.... No podía ir como le viniera en gana. Además, el incentivo de ver a Benedict estaba presente en su mente.
La boda fue un evento muy privado y reservado, en el que solo la familia Bridgerton, Alina y Lady Danbury estaban invitados a asistir. Ninguno de los novios parecía especialmente feliz o agradecido con ese momento, pero Alina no pudo evitar sentirse aún así alegre. Al menos, Simon seguiría estando vivo: Era mucho mejor vivir con una esposa como Daphe que morir. El día en el que se marcharon él y Daphe de la ciudad hacia la residencia de este, Alina fue a casa de los Bridgerton para despedirse de su amigo. Benedict estaba por allí, pululando cerca de ella, pero sin terminar de acercarse. La marquesa se respaldó en estar cerca de los niños, Hyacinth y Gregory, y entablar charla con Eloise para no sentirse sola a la hora después, cuando Daphe y Simon ya habían tomado rumbo a su nuevo hogar.
Alina miró a Benedict mientras se llevaba un pastel de merengue a la boca y se rio a carcajada limpia, llamando la atención de todos los Bridgerton de la casa, que estaban sumamente callados por la marcha de su hermana.
—¿Que?
—Date en la nariz. Tienes merengue en... la cara... Pareces un crío.
Benedict obedeció y se chupó el dedo como un bebé. Alina se levantó de su sillón y le toqueteó un poco más la nariz al de ojos azules.
—No te lo habías quitado del todo. Eres un bobo.
Benedict trago saliva y se obligó a sonreír.
—Tú si que eres una boba.
Normalmente era ingenioso y tenía buenas frases que decir para poner nerviosa a Alina, pero ese momento lo pilló por sorpresa. Ninguno de los Bridgerton pudo pasar por alto el gesto de complicidad entre Benedict y Alina, a excepción de Colin, que se dedicaba a zamparse todos los aperitivos él solo. Violet sonrió con alegría y Benedict carraspeó incómodo antes de excusarse y marcharse a su cuarto con el pretexto de ir a prepararse para una fiesta que tenían todos esa noche.