|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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BENEDICT NECESITABA HABLAR CON EDGAR DE ALGUNA FORMA. Necesitaba convencerlo de que mandar a Alina al otro lado del mundo no iba a refrenar su amor y su pasado con ella, y si no cooperaba, lo destrozaría a palizas intentando hacerle entrar en razón.
Entró con determinación en el club de caballeros, donde Edgar había pasado largas tardes a lo largo de su estancia prematura en Londres. Benedict se acercó al hombre con mucha confianza y empezó a acobardarse al ir acercándose a él poco a poco.
—Lord Hazelwood—hizo una educada reverencia, pero no fue más allá.
Las ganas que tenia de pegarle en la boca no eran calculables en ese momento.
—Lord Bridgerton—contestó el primo de Alina con la mirada seria. Su semblante indicaba que más o menos sabía por dónde iban los tiros de esa relación, pero antes, dijo algo que lo enfadó aún más—. Lamento tener que corregirle, pero ya solo respondo al título de marqués.
Benedict decidió ignorar el comentario.
—¿Podríamos hablar en privado?
Edgar lo miró impasible.
—He de terminar una copa de brandy primero...
Benedict le atrapó el brazo con su mano llamando la atención de los escasos miembros del club. Edgar, negado a caer en la vergüenza ajena, accedió, y se llevó a Benedict al lugar más apartado que conocía del club de señores: Una sala de billar más apartada con puertas correderas que cerró de inmediato.
Casi en el mismo segundo en el que se quedaron solos, la expresión de Benedict se ensombreció.
—No harás que Alina se vaya de Londres.
—No te metas en...
—No. Escúchame tú—Benedict avanzó cuatro pasos y se plantó delante del rostro de Edgar. Él se quedó algo sonrojado y con el pulso disparado. Debía de contenerse—: Eres un cobarde. Este es su hogar, y no llevas ni dos meses aquí y te crees que tienes el derecho de ordenarle que hacer y de amenazarla. Pues no pienso permitirlo. Por encima de mi cadaver voy a...
—Ella ya ha escogido.
—¿Y si se niega?
—Contaré lo que sé.
—Eso lo dejaría en muy mal lugar como primo.
—Créeme, Alina acabaría más mal parada.
Benedict se sintió violento y alzó el puño, como si fuera a pegar a Edgar. Él no movió ni un pelo y enfrió sus ojos azules.
—La gente podría no creerle.
—Igualmente, sería peor para ella.
—Será...
—¿De verdad cree que quiero hacerlo, Bridgerton? Lo cierto es que no. Pero ya no sé que hacer con mi prima y su ardua insistencia en no dejarme ocupar su lugar en la posición social. Mi tío lo dejo todo en sus manos y ella ni siquiera fue capaz de casarse. Era el único requisito que necesitaba. Pero ya estoy yo aquí, y voy a poner un poco de orden en todo esto.
Benedict suspiró. Y Edgar continuó.
—Yo solo quiero lo mejor para mí y para Alina, aunque ella piense lo contrario. Necesita disciplina. Orden. Ser controlada impulsivamente. Ser dominada... Sé que suena mal, pero esta sociedad le exige eso. Y ella no ha sido educada para cumplir esas expectativas.
—Yo...
—Benedict, estoy seguro de que la quieres. Solo por eso harás lo correcto.
—¿Y-y eso que significa?
—Que dejaras que se marche. Y lo aceptarás. Porque sabes que es lo mejor para ella.
Dios, que ganas de pegarle en toda la cara.
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ALINA HABLÓ CON LADY DANBURY DE LA ESCUELA DE LONDRES Y LA ANCIANA PARECIÓ ENTUSIASMADA. La joven no le dijo nada acerca de Benedict y la amenaza de Edgar, y como la anciana estaba tan bien informada sobre la forma de vida en Estados Unidos le pareció una buena idea.
—¿Durante cuánto tiempo quieres estar allí?
Alina frunció las cejas.
—Durante un tiempo. Quiero perder de vista este lugar.
—Siempre te ha gustado Londres.
—Bueno. Las cosas cambian.
Lady Danbury lo dispuso todo para la marcha de Alina con alegria mientras ella se iba a su cuarto a llorar. Intento no perderse en el hilo negativo de sus emociones, pero no lo logró.
Solo pensaba en Benedcit, en Edgar, en Estados Unidos y en la propia familia Bridgerton.
Los echaría a todos de menos.
Y sentía que necesitaba acabar con todo. Porque irse de Londres no estaba entre sus planes.
Pensó en acabar con todo.
Pero no lo hizo.
Gracias a Dios.
💎 ya se que os dije que quedaban un par más de caps, pero el siguiente será el último.
