Extra: Cocinar

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Primero que nada, no lloren.

Segundo, FELIZ VIERNES HOMOSEXUAAAAL AAAA AAA. 

Ya más de un año de el nacimiento de SES, les debía este extra. CUANTO TIEMPO.

Tercero, HonnMar hater el que no comente. 

*🔮*

Mar D. A.

—Quítate ese cristal de la boca Copito —Honne peleó con nuestra hija por mi collar—. no te puedes comer partes de tu mami.

—¿Y vos sí? —dije en voz baja desde otro lado de la cocina.

—¡Sí, yo sí! —exclamó—. dijiste que te querías poner este para cuando llegaran los invitados a tu fiesta gay.

—Se llama fiesta del orgullo —corregí—, es para celebrar, hacer consciencia y darles un lugar seguro a nuestros amigos de la comunidad.

—Celebrar ser gays —se encogió de hombros—. bien por Kalum en todo caso.

—¡Honne deja ese gato y esos chistes, mejor ven a ayudarme! Que la pizza se me está por quemar con los turros —bajé la mirada a la azúcar blanca—. ojalá tuviera la receta de mi mamá.

Mi esposa apareció en unos segundos junto a mí, su perfume de flores la delata siempre, rodeó mi cintura entre sus brazos por detrás de mi espalda y entrelazó sus manos enfrente, en la parte baja de mi vientre. No la veo, solo sé que se inclinó para poner su mentón sobre mi hombro, el frío de la plata de sus collares se pegó a mi piel.

—Churros, tontita. Y no digas eso, tanto Kalum como Luka se habrán llevado a la boca cosas peores. —susurró en mi oído.

—James dijo que ya está llegando con Kalum —controlé el horno—, Nerea trae a sus hermanitas... Luka se compró un loro.

—¿Un loro? —preguntó, se le escapó una pequeña risita y me fui para atrás en advertencia de que no siguiera riéndose—. ¿Cómo se llama el loro?

Di media vuelta, el gorro de cocina con dibujitos de gato que llevaba se me cayó de la cabeza por la velocidad a la que giré. Honne no se apartó, mantuvo ambas manos pegadas a la mesa, me quedé acorralada en el pequeño espacio entre sus brazos.

—Escúchame bien Honne Alzaga —la señalé con mi cuchara—. deja a ese hombre y su loro en paz. Necesita alguien con quien hablar.

—Pobrecito —bajó la cabeza, aun riendo la muy descarada—. no voy a hacer ningún chiste, solo me dio curiosidad.

—Más te vale. —entrecerré los ojos.

—¿O qué? —utilizó su posición para solo inclinarse sobre mí, su cuerpo con rapidez rozó mi pecho—. Dime cuales son las otras opciones.

—Te voy a poner un bozal para capricornios. —me crucé de brazos, estiré el cuello para que sus labios no me alcanzaran.

—Qué bien, siempre quise ser tu perra.

Copito que en algún punto de la conversación subió a la mesa, nos maulló con fuerza. Ambas giramos a ver a nuestra gata que con sus patas trató pasar del mantel a mi vestido.

—Me haces quedar como una pervertida frente a mi hija, te detesto.

—Nuestra hija.

—Es mi hija, se llama Copito Duarte. —le saqué la lengua en un acto de pura educación y madurez.

—Primero —me paralicé cuando apretó mi cintura con su mano derecha, hundió un poco sus largas uñas de gel—, nadie aquí tiene ese apellido, señora de Alzaga —murmuró contra mi mejilla—. segundo, tengo ganas de esa lengua desde que me levanté así que abstente de jugar conmigo así.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora