Capítulo 2

273K 10.2K 15.5K
                                    

Lauren's POV

El atardecer había tornado en un tono anaranjado el cielo, a la vez que se escondía tras el pacífico lentamente. El día anterior había sido bastante raro, a decir verdad. Pero no quería pensar en aquello. Tenía una casa frente a la playa en Malibú, de diseño. Con la piscina rectangular iluminada desde el interior, algunas hamacas balinesas de color blanco y el suelo de madera, que subían por una escalera hasta una segunda planta que era una terraza.

Normani se me acercó por detrás, no podía ir más provocativa.

-Dios, Normani que soy lesbiana. —Le dije mirándole los pechos y luego a su cara. Llevaba un vestido ajustado en el que sus pechos se marcaban perfectamente, no sabía de dónde las había sacado.

-Calma tu instinto depredador. —Me dijo alzando el dedo para callarme. —Los invitados están empezando a llegar, deberías recibirlos. —Me señaló la puerta y solté un gruñido, odiaba esas cosas de las fiestas.

Me puse en la puerta y fui recibiéndolos uno a uno con una sonrisa, mientras Normani revisaba su móvil por si tenía algunos mensajes.  Normani era mi asistente, que no secretaría. Normani me aconsejaba sobre qué hacer y cómo hacerlo, aunque yo también tenía alguna idea. Era una especie de amiga-secretaria, lo que se resume en asistente personal.

Llevaba más de dos horas recibiendo a gente, hasta que llegó todo el mundo, pero no Camila. La estaba esperando a ella, ¿dónde cojones estaba?

La puerta sonó cuando ya la había cerrado, y me levanté a abrir. Estaba sola en el salón porque todos estaban en la terraza, y abrí la puerta. Allí estaba ella. Con el pelo liso cayendo por sus hombros, los labios que vi ayer carnosos humedeciéndose bajo mi mirada y llevando un vestido negro bastante ajustado con el que me olvidé de que tenía novia.

-¿Lauren? —Preguntó Camila, sacándome rápido de mis pensamientos.

-Camila. —Sonreí, abriendo un poco más la puerta cerrando a nuestras espaldas. —Sígueme. —Le hice un gesto con la cabeza para que fuese conmigo y ella asintió.

Me colé por distintos sitios de casa hasta llegar a la cocina donde estaba el cáterin. Cogí una bandeja de canapés, una botella de vino y dos copas, llegando hasta uno de los sitios bajo todo el mundo, donde llegaba la música pero nadie podía ver.

-No hacía falta esto tampoco.. —Ella sonrió levemente y me encogí de hombros. Estábamos prácticamente en una mesa frente a la playa, y comencé a echar vino en nuestras copas.

-Te mereces esto, créeme. —Dije bebiendo un poco mientras la miraba. —Sé que es un poco raro para ti esto pero... Siento que te conozco más que de una simple comida ayer. Estuviste a mi lado día y noche dos semanas, hablándome de tu vida, y siendo tan amable conmigo.

-Sí.. Es algo raro. —Respondió ella humedeciéndose los labios en vino, dejándolo en la mesa. Me quedé mirándolos un momento, apreciándolos porque simplemente no había visto unos iguales. —Pero está bien, es muy bonito esto y tu casa es impresionante.

Ella intentaba ser afable, porque la verdad es que se veía muy incómoda. Cogí un canapé de salmón y se lo tendí, esbozando media sonrisa.

-Deberías probarlo, está muy bueno. —Asentí. Sus manos rozaron mis dedos al cogerlo y se lo llevó a la boca. Comía despacio, y yo no paraba de analizar cada gesto que hacía. Tomé un bocado de lo mismo que ella y bebí un poco más de vino, escudriñando con la mirada cada centímetro de la piel tostada de Camila.

-Lo está. —Respondió ella.

-¿Le ha parecido bien a tu novia que estés aquí? —Pregunté llevándome la copa a la boca para dar un leve sorbo, mirando de soslayo a Camila. Esta se quedó pensativa un momento y comencé a ponerme nerviosa.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora