EXTRA 2

378K 27.4K 6.1K
                                    





Los murmullos de los invitados llegaron a ponerme más nerviosa. Temblé, y mi padre se dio cuenta. Ethan estaba delante del hombre que nos casaría, esperándome con esa sonrisa que me dejaba sin respiración. Mi madre; mis familiares; amistades estaban ahí, esperando ver a la novia.

— ¿Estás bien, cariño?

Forcé una sonrisa.

Nunca había estado tan nerviosa.

—Sí, papá — tragué saliva. —Pero creo que prefiero sentarme un rato y coger algo de aire antes de entrar en la iglesia. Las piernas me fallarán, y no quiero hacer el ridículo.

Él me miró.

Besó mi frente y me abrazó con fuerza.

— ¿Quieres a Ethan?

—Lo amo — dije sin dudar.

Me levantó del escalón, y me susurró con una gran sonrisa:

—Entonces es hora de ver como mi pequeña hija le dice que sí al hombre que tanto quiere.

Ese era el empujón que necesitaba.

—Te quiero, papá.

—Te quiero, pequeña.

La marcha nupcial empezó a sonar. Marjorie, que estaba muy grande, empezó a tirar pétalos de rosa por el suelo; el mismo suelo que yo pisaba. Cada vez estaba más cerca de Ethan, el cual estaba dándome la espalda. Al llegar, mi padre me soltó la mano para entregársela a Ethan.

Miré a cada lado antes de mirarlo a él.

Nuestros amigos nos acompañaban.

—No me sueltes, Ethan.

—Nunca lo haré —me respondió.

Estaba tan guapo con su traje blanco, que desconecté de las palabras del cura. Hasta le puse con temor el anillo a Ethan.

—Yo, Ethan, te recibo a ti, Freya, como mi esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad — siguió hablando, y al terminar me susurró. —Siempre en mis brazos, ¿recuerdas?

Le respondí en voz baja.

—Si caigo tú me sostendrás.

Asintió con la cabeza, y aguantó las ganas de besarme.

—Yo, Freya, te recibo a ti, Ethan, como a mi esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad...

—Puede besar a la novia.

¡Por fin!

Y sus labios encontraron los míos. Los invitados se levantaron y aplaudieron con todas sus fuerzas. Estábamos casados. Era la señora Evans. Ethan y yo estábamos...

De repente me entraron nauseas.

— ¿Te encuentras bien?

— S-sí — sonreí.

Pero no.

Pasamos nuestra luna de miel abrazados en la cama por la horrendas nauseas que tenía.  












¡¿Embarazada?!

Sí.

¿Embarazada?

¡¡Sí!!

Tres meses embarazada y me di cuenta el día de mi boda. Ethan estaba encantado, pero mi cuerpo no manifestaba la misma alegría que él. Iba a tener un bebé; estaba feliz...pero mi cuerpo me estaba haciendo la vida imposible.

— ¿Cuándo dejaré de engordar? — Le pregunté al ginecólogo.

Él rió.

—Ganarás unos cuantos kilos, pero no te preocupes. Es normal. El bebé necesita crecer.

—Doctor — Ethan ya no tenía uñas—, ¿podemos saber el sexo de nuestro hijo?

Palpé mis pechos mientras que ellos dos seguían hablando.

¡Tendría unas tetas enormes! (Ventajas de estar embarazada) No podía dejar de sonreír de repente.

— Un niño.

— ¿Has escuchado, cariño? ¡Un niño!

Bajé de mis pechos a tocarme el vientre. Dentro de mí había un pequeño Evans que nos haría mucho más felices a todos.

—Ethan — le susurré cuando el doctor nos dio la espalda—, el apetito sexual ha aumentado.

Se carcajeó.

—Espera que lleguemos a casa, enana.



¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora