50 - Alguien pagará los platos rotos

7K 642 565
                                    

NOTAS

¡Buenas, mi querida familia!

Creía que no llegaría a terminar un capítulo completo para hoy porque incluye contenido nuevo y exclusivo de Laurita, pero lo conseguí, así que podrán disfrutar de un buen cierre de fin de semana.

¡Feliz domingo! ¡Un abrazote!

---------------------------------------------

Alguien pagará los platos rotos

Aura me bombardeó a mensajes aquella misma noche para seguir rogando por mi perdón. Estuve a punto de bloquearla para evitar incluir su nombre en mi lista porque a una parte de mí no le apetecía vengarse de ella, pero lo medité con calma. Sin duda, Aura no era de fiar. No obstante, funcionaba muy bien como peón para mis propósitos, por lo que me favorecería más conservarla en mi tablero. Le di otra oportunidad con escuetas palabras y le pedí que me dejara en paz el fin de semana porque estudiaría para los exámenes. Me aseguró que no me defraudaría.

Dado que la siguiente semana prometía ventajas a mi favor por ser época de exámenes, consideré oportuno planificar otra de mis jugadas, mover otra de mis fichas. «Lunes. 09:15 am. En el baño.», le escribí a la niña Anaïs. Ella me respondió que estaba emocionada, pero que tenía un examen a esa hora. Me limité a remarcar que no tendría otra ocasión, así la presionaba y vería cuánto podría influir en ella. Aceptó tras vagas protestas.

Dediqué todo el fin de semana a estudiar con Ani. Anhelé pasear con ella. Me habría conformado con ir a la playa o recorrer la ciudad, incluso con columpiarnos en un parque igual que había hecho con Aura. Sé que Ani habría querido si se lo hubiera propuesto. Sin embargo, eso habría sido egoísta por mi parte y no habría actuado como una buena influencia para ella. Mi prioridad era ayudarla para que sus notas mejoraran, para que les demostrara a todos que ella era capaz de llegar a donde quisiera.

Durante largas horas, nos quemamos las pestañas en el salón. Al principio, Ani se frustraba porque no entendía muchos conceptos y no retenía nada de información. Entre bromas académicas que consiguieron relajarla, le enseñé a realizar esquemas, a sintetizar ideas y a mantener la concentración. Las risas aleatorias en mitad de tanta seriedad explotaron sus capacidades intelectuales, que yo estimulaba a ratos golpeándole la cabeza con un cuaderno. Sin dañarla, por supuesto. Estudiar fue más divertido para mí por su agradable compañía. Además, me encantaba que ella empezara la sesión de estudio alejando nuestras sillas y que, a lo largo del día, termináramos unidas.

Solo hubo una cosa que angustió mi pecho. Ani recibió mensajes virulentos de Angie, pude leer ese nombre corrosivo en la pantalla de su teléfono. Me molestó que la ingenua Ani interrumpiera nuestro estudio para responderle a la heladera, que a pasos agigantados penetraba en su vida como un parásito. Tuve que ser dura con Ani. Le prohibí tocar el teléfono mientras estudiáramos. De lo contrario, conmigo no contaría para seguir estudiando. Ella, tan diabla, se rio como si se oliera mi ataque de celos y disfrutara con ello, pero soltó el teléfono. Me sentí orgullosa porque priorizó lo importante.

Mi hermano asumió el papel de niñero. En cuanto regresaba del trabajo, nos cocinaba y nos atendía como si fuéramos princesas. Nunca nos faltó merienda en la mesa. También evitaba que su presencia nos distrajera más de lo necesario, por lo que desaparecía de nuestro entorno o funcionaba en modo silencioso. Tampoco se podía quejar porque tenía a Ani a su disposición. El aperitivo era toquetearla con cierta insinuación en mis narices para luego deleitarse con el plato principal por la noche. La intensidad de los gemidos de Ani había caído, parecía que no se sentía igual de satisfecha, tal vez por la presión de los exámenes, pero a mí me seguía enloqueciendo al otro lado de la pared.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora