51 - Ani desatada

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NOTAS

¡Buenas, familia! 

Esta semana llega muy calurosa para los personajes de la novela, sobre todo para Ana y Laura, que planean apuntarse a clases de canto juntas. ¡Qué par! La verdad es que me está apeteciendo reservar una plaza para mí también. ¿Y a ustedes?

¡Ja, ja, ja! Espero que disfruten con la doble actualización de hoy. En especial, con la siguiente. Nos volveremos a ver el finde. ¡Tengan una linda semana! Les agradeceré, como siempre, sus votos y sus comentarios. Si aún no me siguen en mis redes sociales, están a tiempo de hacerlo para no perderse cualquier novedad. Todo su apoyo es bien recibido por este corazoncito.

¡Besos y apretujones, encantos!

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Ani desatada

Ani no se rinde conmigo. La amenaza de Sandra le ha servido de excusa para tenerme cerca, para boicotear el decreto de la distancia. Jamás imaginé que se atrevería a llevarme de la mano hasta nuestra aula. Le importo. Le gusto.

Como el resto de alumnos, tomamos asiento y nos preparamos para el examen de Lengua. Yo, en concreto, observo que se levanta el telón para dar comienzo al espectáculo. Mario entra en la clase en compañía de Carlos. Ríe como un desesperado bufón sin gracia que se humilla por tal de recibir la atención del público. Dado que espanta hasta las moscas, azota nuestra mesa con palmadas para hacerse notar.

—¡Ana! Te tengo una buena. —Buena es la que te espera en tu puesto, cretino. Apenas estamos en el prólogo que presenta tu grado de estupidez—. ¿Quieres saber lo mejor de ti? Es tan fácil como saber tu nombre en masculino —vocifera y exagera su risotada como si fuera el mismísimo Jóker. Solo Carlos le compra el chiste.

—¡Qué bien, Mario! Aprendiste algo nuevo hoy en "Escuela para tontos". Imbécil —pronuncia Ani con ironía y continúa repasando conmigo. Ella sí que es graciosa.

—¡Qué puta amargada! ¡Bah! Que te den, Ano. ¡Ja, ja, ja! —Él sí que recibirá un buen escarmiento. Sus ofensas no bastan para distraer a mi Ani.

El prólogo llega a su fin. Contemplo el cambio de expresión en el rostro de Mario cuando revisa sus pertenencias. Disfruta del espectáculo, Ani. El patán pagará por sus abusos.

—¡Me cago en todo! ¡¿Quién cojones fue?! ¿Esto es cosa tuya, Patricia? ¡¿Eh?! ¡¿Es cosa tuya?! —brama Mario encolerizado, acusando directamente a la persona indicada. Esta vez sí conquista las miradas exaltadas del público.

—¿De qué me estás acusando? —replica Patricia, que no parece echar en falta su líquido corrector hasta el momento.

—¡Qué hija de puta eres! ¿Vas de santa ahora? ¿Esto es por lo del puto trabajo del que no sé nada? —Sabía que Mario establecería una conexión lógica que lo conduciría hasta la compañera con la que ya tuvo una fuerte discusión, tan fuerte como para guardarle rencor y vengarse.

—¿De qué coño hablas? —Pronto lo descubrirás, Patricia. Sigue dando rienda suelta a tu tono severo.

—¡Mira, puta! —Mario le tira el estuche como si quisiera apedrearla hasta matarla. Los bolígrafos se desperdigan en el aire. La cara de Patricia se salva de la lluvia de meteoritos por escasos centímetros—. ¡Me llenaste el estuche de líquido corrector! ¡Hija de puta! ¡Y me jodiste la calculadora también con la misma mierda! ¡¿Tenías que putearme en los exámenes?! —Segrega saliva como un perro rabioso.

—¡Yo no fui! ¿Pero sabes una cosa, Mario? ¡Jódete, cabrón! Me alegro de que te hayan jodido por subnormal. —Gran provocación de Patricia, digna de un aluvión de aplausos, sobre todo porque exhibe el dedo del medio. Aunque está implicada en la bronca, saborea su instante de satisfacción.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora