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Caín.

Y cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Habiendo dicho esto, durmió.

Hechos 7:60

°°

Dios mío, había olvidado lo dramático que puede ser Lans. Pienso mientras veo su figura perderse en el elevador, saliendo del piso como si el diablo lo persiguiese. Quisiera decir que me causa gracia su accionar, pero no puedo culparlo. Edén está tirando más de lo que la soga puede soportar, y ha acabado dándose contra el suelo.

Edén está fuera de control.

Cuando de su boca sale un jadeo de indignación, con la mirada fija aun en las puertas cerradas del ascensor, bajo mi mirada a ella. Aprovecho su distracción para echarle un vistazo a su rostro. Una leve capa de maquillaje trata de cubrir las ojeras que atentan contra su rostro, en un nulo intento. Se ve más pálida, sus ojos no brillan como aquella noche en el jacuzzi y sus labios no tiene esa pizca rojiza cual manzana de cuento. Se ve, se siente y se escucha cansada.

Parece sentir mi mirada sobre ella, por lo que gira el rostro y vuelve su atención a mí. O eso creo, ya que se ve perdida. Me veo obligado a morderme la lengua y llevar ambas manos por detrás de mi cuerpo, a mi espalda, para evitar acariciar su rostro o besarla. Mi corazón está podrido, todo en mí lo está, pero ella es la pequeña flor que crece entre la maleza.

Me recuerdo el porqué de nuestra pelea antes de la boda, el porqué de esta conversación, el porqué de que Lans opte por la cárcel. Todo desemboca en ella. Ella ha pasado por nuestras vidas como un tornado, destruido todo y revuelto nuestros sentimientos para lograr esto; Desobedeció ordenes, actúo sin supervisión y arriesgó su vida solo para demostrar que su ego y arrogancia siempre pueden más, y aun habiendo puesto en peligro todo lo que tiene, todo lo que hemos creado y toda la misión, siento que tomo la decisión incorrecta al apartarla del caso.

Santo sea el de arriba que, a pesar de tener el juicio nublado por las emociones, ha sabido iluminar el tablero. Esto ha sido siempre un juego, la única diferencia es que le he dejado ver mis cartas y Edén empezó a jugar con ventajas. No más. Ya no más.

Niega y suelta un par de palabras en español con un tono de voz venenoso y frustrado.

- En inglés, Sánchez.

Me limito a llamarla por su apellido porque su nombre en mi boca me sumerge en un trance del cual cada vez se me dificulta un poco más salir.

- Dije que todo está jodido. ¡Todo se fue a la mierda! – Alza los brazos y los deja caer con fuerza. – Sin Raziel en la misión corremos en desventaja. Él conoce las mafias desde dentro, lo necesitamos. Tal vez si logro hablar con...

- ¿Lo necesitamos? ¿Corremos? – La corto. – No. No "lo necesitamos", lo necesito. No "corremos", corro. Estás fuera y no he cambiado de parecer.

Cada palabra va acompañada de un toque en su pecho por parte de mi dedo índice. Sus ojos oscuros bajan al punto de contacto entre ambos y por un segundo temo que me lo rompa. Vuelvo ambas manos a detrás de mi espalda y me enderezo, viéndola desde la altura. No me pienso dejar intimidar, menos por ella.

- No puedes sacarme así como así, Caín.

- Mírame hacerlo.

Paso junto a ella, con intención de dejarla sola en el pasillo, pero su mano me jala del brazo. La miro de reojo, por sobre mi hombro.

- Luché cuatro malditos años para estar aquí, ahora. Superé cada prueba, cada obstáculo, me posicioné como la mejor y cada año superaba mi record anterior. – Pasa saliva. – Me convertí en una fiera, Caín, y una muy indomable, y si acaso crees que puedes descartarme de mi misión, está equivocado. Tú me necesitas más que yo a ti, y lo sabes.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora