ᴅᴏs

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Caminaba lentamente por las calles de ForDale, mientras que tarareaba una de mis canciones favoritas. Mi cuerpo se estaba congelando de frío. El viento era tan fuerte que provocaba que mi cabello revoloteara en todas las direcciones.

Un suspiro se escapó de entre mis labios producto de los nervios que comenzaron a arremolinarse en lo más profundo de mi estómago. Cerré los ojos por unos segundos.

Todo saldrá bien. Pensé para mí.

Hacia apenas un par de semanas que había llegado junto con mi hermano Sebastián. Después de que mis padres habían decidido que sería lo mejor para mi no nos había quedado más opción que venirnos a vivir junto Linda y su esposo Johnson, nuestro tío, un hombre ambicioso que miraba únicamente por su bienestar.

Todo esto había sido como un huracán para nosotros, pero sin embargo no me podía permitir decaer, tenía un hermano menor al que cuidar.

Lo primero que veo al llegar a la escuela es su enorme portón, decorado con un gran escudo ¿medieval?

Paso nerviosa las manos por la corta falda de mi uniforme de color granate, me ajusto bien la mochila y me dispongo a entrar.

Vaya, esto es muy diferente a mi anterior escuela.

Cuando ya estoy adentro me quedo fascinada, parece que acabo de entrar en un Palacio. Una serie de autos demasiado caros se encuentran aparcados en la primera fila.

Paso por medio de ellos y camino cabizbaja hasta llegar a la entrada principal. Sé que posiblemente nadie se haya percatado de que estoy allí, pero las inseguridades se apoderan de mi ser.

Un largo pasillo me recibe con numerosas puertas a ambos lados de este. Empiezo a buscar dónde está la administración, finalmente la encuentro unos metros más adelante. Una mujer de pelo negro me recibe.

━━━━Buenos días, ¿qué necesitas? —pregunta con amabilidad.

━━━━Buenos días, me gustaría saber dónde puedo encontrar la clase del señor Brown.

Unos instantes después saca uno papeles de la impresora y me lo entrega.

━━━━Este es su horario —me tiende el primer papel—. Y en este otro tienes toda la información que necesitas saber —ve su reloj incómoda—. Ahora mismo tengo una reunión muy importante.

La escuela consta de tres edificios independientes entre si. Unos jardines la rodean. Siento como si estuviera en un club demasiado lujoso, uno como en lo que se ven en los programas de la televisión.

Aula 106.

Estaba repleta de mapas y de estantes llenos de libros. Camino hasta sentarme en la tercera fila. Por el rabillo del ojo vi como poco a poco la clase se iba llenando de gente. Algunas personas me miraban curiosas, otras simplemente seguían su camino. Finalmente entró el profesor, un señor de unos sesenta años aproximadamente.

━━━━Bienvenidos, soy el señor Brown, vuestro profesor de Economía —se presenta.

El señor Brown comienza con la clase y yo saco mi libreta para poder tomar apuntes. La clase pasa demasiado rápido.

━━━━Bueno, doy por finalizada su primera clase —dice el profesor antes de dar agradecimientos y una serie de palabras motivadoras. Todos empiezan a guardar sus cosas y a incorporarse en sus asientos.

Apenas había dado unos pasos fuera de clase cuando un balón de fútbol impactó contra mi cara.

¡Genial!

Me agaché y agarré el balón para después girarme y ver quien había sido. Un chico con un polo gris, no tenía expresión alguna en su mirada que me veía fijamente. Sus puños cerrados y su boca cerrada en línea recta me hizo descubrir que no estaba del todo feliz con lo sucedido.

Daba un poco de miedo.

Tenía ojeras, para ser exactos bastantes ojeras. Sus ojos eran de un negro brillante. Su tez era blanca, demasiada para mi gusto. Pelo negro, casi rapado del todo. Una nariz ¿perfecta? Todo el daba miedo, pero no podía negar el hecho de que fuera tan atractivo.

¿Por qué no se movía? ¿Por qué me miraba fijamente? ¿Por qué yo tampoco me movía? ¿Por qué tampoco podía dejar de mirarlo?

Pestañee un par de veces saliendo del trance en el que me encontraba y posé la mirada en sus tatuajes, los cuales adornaban gran parte de su cuerpo. Poco después me di cuenta de un pequeño detalle, casi imposible de percibir, una pequeña cicatriz adornaba su cuello.

El chico extendió sus manos y me arrebató el balón. Su mirada de  desaprobación me hizo sentirme demasiado pequeña a su lado.

━━━━Que no vuelva a pasar —fue lo único que me dijo antes de marcharse. Tenía una voz profunda y cálida a la vez, no tenía nada que ver con su aspecto rudo.

━━━━No le hagas caso a Dom, es un capullo, además él es muy peligroso —dijo una chica pequeña de estatura que se había acercado a mi—. Por cierto soy Micaela.

━━━━¿Peligroso? ¿En qué sentido? —pregunté—. Y.. Yo soy Belladona, aunque todos me dicen Bella — extiendo mi mano para que me la estreche.

Micaela murmuró algo que fui incapaz de escuchar. Pero no quise preguntarle al respecto.

━━━━Vaya, interesante —dijo finalmente colocándose sus gafas—. ¿Y dime eres nueva por aquí? Nunca te había visto.

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ᴄʀᴜᴇʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora