54 - Una nueva amenaza

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NOTAS

¡Buenas, familia!

¿Vieron las noticias? Se reportaron muchos desvanecimientos por deshidratación después del capítulo de ayer... ¡Ja, ja, ja! Espero que lo disfrutaran y que sigan con ganas de más. ¡Avancemos! 

¡Feliz domingo! ¡Un abrazote!

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Una nueva amenaza

La merienda durante la tarde de estudio no me supo igual después de haber probado a Ani en el sofá. A pesar del disgusto y la decepción, no podía sacar de mi cabeza la imagen de su carita excitada, ni el tacto de su cálida piel grabado en mi boca ni el recuerdo de sus melódicos gemidos. La realidad había noqueado a mi imaginación.

El silencio reinó en la mesa. Resultaba tan incómodo que sonidos insignificantes como el de voltear una página, el de tragar, el de respirar o el de escribir se habían magnificado. A ello se sumaban los suspiros de agobio de Ani. En más de una ocasión la sorprendí contemplándome, a lo que ella reaccionaba regresando la mirada al cuaderno. No necesité leerle el pensamiento para saber que ella también estaba atrapada en nuestra escena del sofá.

Pensé que a lo mejor sacaría el tema para aclarar lo que habíamos hecho una vez que las hormonas se le hubieran calmado, pero no abrió la boca ni para consultarme dudas. Tal vez se sintiera avergonzada y arrepentida porque, siendo realista, le había practicado sexo oral en el sofá de nuestra casa, donde nos sentamos casi todos los días con mi hermano, como una familia, y, aunque fuera con la ropa puesta, no cambiaba nada.

Yo tampoco me libré del acoso de la conciencia. Nada justificaba la traición a mi hermano, ni a la memoria de Aiko. Yo no era ni soy así. Yo nunca haría esas cosas con una chica que no fuera mi novia. Pero las hago con Ani. Mi consuelo reside en que, si ella quiere jugar y me busca, significa que mi hermano no la llena, solo que se resiste a aceptarlo. Yo seré la mala por interponerme en la relación, pero evitaré que se hagan daño forzando un amor del que seguramente solo quedan cenizas. La verdad duele, por eso no me atrevo a planteárselo cara a cara. Es mejor que se den cuenta de ello por sus acciones.

Comprendí que Ani estuviera sufriendo un diluvio de emociones como yo. Por eso yo también preferí no tocar el asunto. Teníamos suficiente con la tensión generada entre nosotras. Si para mí era difícil concentrarme mientras estudiaba, aunque fingiera que lo hacía, me podía imaginar lo frustrante que debía ser para ella. Mi ventaja era que tenía el temario masticado y apenas necesitaba repasar.

Aunque la nebulosa emocional gobernaba mi mente, mis hormonas no se relajaron como las de Ani hasta que me desahogué en la ducha. Esa experiencia en el sofá había sido extremadamente intensa para mí. Sé que ella intentó consolarse a su manera porque sentí el inicio de cierta actividad fogosa con mi hermano al otro lado de la pared, pero la calma repentina me indicó que no consumaron el acto. ¿Ani no podía dejar de pensar en mí?

Me acosté con una sonrisa de satisfacción dibujada en mi boca, aunque tardé en conciliar el sueño.

***

El examen de Filosofía está a punto de empezar. El profesor Ricardo entrega las hojas con las preguntas, colocándolas bocabajo en cada mesa. Realiza una pausa al llegar a la nuestra, donde ensancha su sonrisa de aura perversa.

—Manzana, que me he enterado de lo de ayer. Fuiste una damisela en apuros.

—¿No se enteró? No necesito príncipes que me rescaten —remarca Ani, mezclando orgullo y sequedad. Disimulo la risa que me nace por su actitud.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora