Capitulo 6. Dafne y Ann

328K 11.5K 4.8K
                                    

La mañana del domingo la pasó ayudando a su padre a limpiar la casa entera mientras su madre dormía plácidamente, pero después de un turno de veinticuatro horas seguidas en el hospital era lo menos que podían hacer por ella. Para su desgracia su padre no tuvo suficiente con levantarlo a las ocho de la mañana un domingo sino que también lo obligó a ponerse un delantal y un pañuelo blanco en la cabeza. Porque según él si limpiaban tenían que hacerlo con la ropa adecuada, así que estuvo casi tres horas vestido ridículamente. Pero eso no había sido lo peor de la mañana, ni por asomo, pues tras limpiar la casa y dejarla como los chorros de oro, su padre le había comunicado una importante noticia; no estaba de vacaciones sino que había sido despedido y a partir de ahora sería amo de casa, ¡amo de casa!. Definitivamente la sangre no le estaba llegando al cerebro, después de comunicarle tal noticia, su padre se levantó y se puso a hacer de comer con su ya habitual delantal rosa.

Por suerte a mitad de la mañana Evan lo llamó por teléfono ofreciéndole que fuese a comer a su casa, algo que aceptó sin dudar. Así que ahora mismo se encontraba en el ascensor que lo llevaba a la novena planta del edificio donde Evan residía. Se bajó del ascensor y tocó el timbre, espero unos dos minutos hasta que la puerta se abrió.

Al otro lado de la puerta se encontró a Evan con un ojo morado y que lo instaba a pasar.

—¿Qué te ha pasado?―preguntó Jose entrando y caminando hacia el salón.

Ya había estado en la casa de su amigo en numerosas ocasiones, así que conocía a la perfección el piso y donde se encontraba todo. Llegó al enorme salón y se sentó en el sofá, Evan que iba tras él hizo lo mismo. Jose miró la marca de su amigo, tenía los alrededores del ojo morados y en algunos lados tirando a verde; se había llevado un buen golpe.

—Oficialmente me pegué con un alumno de Quevedo para defender a Bel.―explicó Evan

—¿Y extraoficialmente?

—Una abuela me atizó con el bolso cuando estábamos intentando salir de la feria.

Jose no pudo evitar dejar salir una carcajada.

—Ya veo que tú tuviste mejor suerte.

—No te creas, me caí y me pisaron tengo moratones en las costillas y el estómago. ―contó Jose levantándose la camiseta mostrándole así lo que la estampida le había causado. ―¿Qué paso con vosotros? Trate de buscaros, pero no hubo forma de veros.

—Si estuve llamándote un buen rato; pero ni rastro de ti. Después de separarnos Bel tiró de mí y me arrastró hacia la salida, dijo que era lo mejor que podíamos hacer. ¿Te enteraste de que fue lo que paso? ―le preguntó Evan expectante, su amigo se había sentado en la esquina del sofá donde estaba estirado y lo observaba.

— Al parecer los del instituto Quevedo comenzaron una pelea y una tal Dafne de nuestro instituto les lanzó una lata de gases lacrimógenos empezando así todo el jaleo. ―contó Jose estirándose sobre el sofá.

—¿Has dicho Dafne? ―preguntó Evan, Jose asintió. ―¿Y la viste? ¿Viste como era?

—No, ¿qué pasa con esa chica? ―Jose lo miró confuso y Evan se puso de rodillas sobre el sofá mirándolo seriamente.

—    Esa chica y otra que se llama An son las mandamás en el instituto,  las jefas del cotarro, a las que todos temen, a las que todos respetan y obedecen. Y con las únicas con las que no puedes permitirte tener un problema, Bel dice que la última persona con la que tuvieron un problema desapareció del mapa y no se ha vuelto a saber de él, ¡y de eso hace ya dos años! ―Evan tragó saliva nervioso y Jose rodó los ojos, realmente no creía que dos chicas pudiesen llegar a ser tan peligrosas, la imagen de Sonia apareció en su cabeza, o quizás sí.

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora