Rell, la Dama de Hierro

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Inundan las calles de Noxus unos carteles que advierten sobre una peligrosa criminal armada con una enorme lanza roma que viaja a lomos de un demonio mágico, cuya mera existencia supone una amenaza para la seguridad de toda la nación

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Inundan las calles de Noxus unos carteles que advierten sobre una peligrosa criminal armada con una enorme lanza roma que viaja a lomos de un demonio mágico, cuya mera existencia supone una amenaza para la seguridad de toda la nación. Incluso entre las sólidas filas de la legión trifariana, algunos han empezado a temer recibir órdenes de ir tras ella y enfrentarse a una muerte casi segura.

Y es que se trata de una muchacha de dieciséis años. Ya desde el momento de su nacimiento, era evidente que Rell era especial y que estaba destinada a sufrir por ello. Era hija de un soldado de infantería, y heredera de una casa noble venida abajo, pero detestaba tanto los ornamentos de riqueza como la educación que recibía. Sin embargo, sus padres tenían grandes planes para ella que implicaban moldearla hasta que fuera capaz de abrirse paso a través de la densa estructura política de Noxus. Como decía su madre: "La excelencia se mide en sacrificio".

La infelicidad de Rell creció con el tiempo y propició el desarrollo de algo único en su interior, una magia que no podía compararse a nada que se hubiera visto en siglos: la capacidad de manipular el metal. Sus padres consideraban que eso era algo que había que explotar, e intentaron, sin éxito, ofrecerla como aprendiz a distintos magos poderosos que pudieran conducirla hasta la élite política o militar.

No obstante, alguien fijó su atención en la magia de la pequeña. Una mujer de pálido rostro, que veía en Rell un arma en potencia para usar contra el enemigo más odiado y antiguo de Noxus, visitó a la familia para proponerle un trato. Al poco tiempo, Rell se había convertido en la mejor pupila de una academia especial, oculta lejos de la capital y alejada de la del consejo. Y, si bien sus padres apenas se dejaban ver por el nuevo internado de su hija, lo cierto es que daban la impresión de estar más orgullosos y esperanzados con su futuro que nunca.

Parecía, al menos durante un tiempo, que podían querer a Rell. Pero, entonces, comenzó la auténtica pesadilla. Primero, obligaron a Rell a batirse en duelo con otro estudiante cuando tenía ocho años. Después, con la intención de acrecentar sus poderes y que se volviera todavía más fuerte, le insertaron en el brazo una especie de sello mágico que le provocó mucho dolor. Aunque lo habían etiquetado como "práctica de entrenamiento", Rell no volvió a ver al otro niño jamás. Ni tampoco a ninguno de sus oponentes.

Cada día se iba volviendo más fuerte, puliendo su magia para la lucha marcial. Su cuerpo comenzó a estar cubierto de sellos que amplificaban sus poderes mágicos. Con el tiempo, Rell se volvió capaz de extraer una veta de mineral en bruto de las profundidades del suelo, trasformar las paredes en armas letales y llevar la armadura de un rival al sobrecalentamiento hasta hacer que se plegara y lo aplastara. Sin embargo, sus instructores todavía esperaban más de ella: todos deseaban que Rell terminara siendo la soldado más poderosa que hubiera conocido el imperio.

En su decimosexto cumpleaños, tras un duelo particularmente sangriento, Rell decidió que ya había tenido suficiente. Dejando de lado a sus instructores, Rell se abrió paso a través de los guardas e irrumpió en un ala prohibida de la academia. Allí descubrió la verdadera naturaleza del internado: todos los oponentes que había derrotado se habían visto anulados; es decir, les habían arrebatado la magia a la fuerza para verterla en los sellos que ahora cubrían su cuerpo, lo que los había trasformado en marionetas sin emociones ni recuerdos. 

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