La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

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NOTAS

¿Qué tal, familia? ¿Alguien sabe algo de Mario? No ha vuelto por el instituto... 

Fuera de bromas, espero que estén muy, muy bien, disfrutando del domingo. Ya leí los comentarios anteriores, me encanta que estén gozando con los capítulos. ¿Tienen palomitas a mano? Están a tiempo de prepararlas antes de seguir descubriendo más vivencias secretas de Laurita.

¡Feliz domingo! ¡Un abrazote!

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Ayer, la carita de Ani destilaba puro tormento por el asunto de Mario. Hoy, una tierna expresión alegre y bobalicona la posee desde que la besé en el pasillo. El brillo de su mirada cuando me mira. El resplandor de la sonrisa que me dedica. Su felicidad equivale a la mía.

No obstante, me desagrada que me abandone en el recreo, dejándome en las garras de Aura y Claudia como un pichoncito que se ha caído del nido para aterrizar entre dos serpientes. Su motivo es que ha acordado ir a la biblioteca con Patricia. Me toma por ingenua. ¿Desde cuándo es aficionada a visitar la biblioteca para hacer trabajos inexistentes con miss Ojos de halcón?

No pienso quedarme de brazos cruzados, por lo que la presiono para que me deje acompañarla. En cierto modo, la pongo en un aprieto porque estoy convencida de que esa reunión en la Batcave tiene como propósito tratar la investigación del poeta. Sin embargo, Ani juega una carta que tenía oculta bajo la manga. Alega que se trata de algo personal de Patricia, de una historia amorosa, y que ella le echará una mano. ¿No se le podía haber ocurrido algo mejor? ¿Quién se traga que Patricia tenga un lío amoroso más allá de la ficción? Aun así, desisto porque sería sospechoso que me interesara tanto invadir la privacidad de miss Lenguado espinoso.

Me ronda la cabeza seguirlas y espiarlas, pero Aura y Claudia tienen los ojos encima de mí. Ni las cámaras de seguridad de El Pentágono son tan efectivas. No podría ni valerme de la excusa de ir al baño porque seguro que Aura querría acompañarme.

Sobrevivo a otra batalla de escupitajos de ese par de alpacas. En parte, tiene gracia la relación que forjan entre ellas. Se llevan como el perro y el gato, se arrancan la piel a tiras mediante sus sarcásticas palabras, pero se terminan soportando. Al final, yo también me implico al apoyar a Aura y bromear con que Claudia me habría despreciado el pescado que cociné el sábado. Me habría gustado que Ana estuviera presente cuando, llevada por la naturalidad del momento, resalto que me comí uno muy rico entre semana.

El día avanza con la calma propia que llega tras la tormenta. Tengo la sensación de que se respira otro aire en nuestra aula sin Mario, excepto por Carlos, que luce como un retal de él. Los alumnos parecen más contentos y relajados, aunque el profesor de Filosofía les arrebata esa contentura al anunciar que está corrigiendo los exámenes y que naufraga entre rotundos desastres. El resultado de los demás no me importa, pero sí el de Ani, sobre todo porque Ricardo la cita para que acuda a su despacho en el recreo. ¿Se percataría de que Ani me copió? Es lo más probable.

Vuelvo a quedarme sin Ani en el segundo recreo. Cuando más quiero estar con ella, la secuestran. Se ha vuelto muy solicitada. Los minutos se me hacen eternos con Claudia y Aura, pero las tolero más. Las ocurrencias de ambas logran perforar mi coraza con menos esfuerzo y me roban varias carcajadas. Claudia se ceba con nosotras cuando pacto con Aura vernos por la tarde. A ojos de Claudia, Aura y yo nos comemos el "pescado" a escondidas. Mi plan es pasar una hora o menos con Aura para luego merodear la heladería de Angie.

Después del recreo, las nubes grises que creía extintas regresan a nuestro cielo. Más bien, al de Ani. La Ani que vuelve del despacho de Ricardo no es la misma que fue a verlo. ¿Por qué se apagó su sonrisa? ¿Por qué se extravía su mirada? ¿La han reprendido por copiar? ¿Tan duras han sido las consecuencias? No me sorprendería, ya he visto lo estrictos que son algunos profesores con ella, pero esto es excesivo. No pueden desmotivar a alguien de esta manera.