Capítulo 54

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Sirius Black estaba de pie frente al gran ventanal del despacho de Dumbledore. Era la mañana siguiente y el sol acababa de salir sobre el campo de quidditch. Cerró los ojos e inspiró profundamente, deleitándose con el aire fresco de la mañana de su primer día como hombre libre.

—¿Ropa nueva?—.

Sirius se giró para ver a Remus apoyado en la puerta. Ni siquiera le había oído entrar. Miró la camisa azul oscuro y los pantalones negros.

—Tu madre—respondió Sirius con una sonrisa—Siempre ha tenido debilidad por mí—.

Remus se rió—Eso es lo que tiene—.

Sirius observó cómo Remus entraba cojeando en la sala y se dejaba caer pesadamente en una de las sillas vacías al otro lado del escritorio de Dumbledore. Su rostro estaba pálido y se movía lentamente, como si el simple hecho de respirar le causara dolor.

—¿Estás...?—.

—No me mires así—interrumpió Remus con un gesto de la mano—Me he visto peor muchas veces y lo sabes—.

Sirius quiso decir algo más pero se abstuvo, asintiendo en su lugar. Echó otra mirada por la ventana antes de venir a sentarse al lado de su amigo.

—Ha pasado mucho tiempo, viejo amigo—dijo con un suspiro.

—Demasiado tiempo. Parece que toda una vida. ¿Cómo te sientes?—.

Sirius dejó escapar una risa amarga. Tomó uno de los brillantes artilugios que giraban sobre el escritorio de Dumbledore y se quedó mirando su reflejo. Examinó las líneas alrededor de sus ojos y su boca. El aspecto curtido de su piel. Aquella mañana había pasado mucho tiempo en el baño intentando quitarse la suciedad, no sólo de su tiempo de huida, sino también de los doce años que había pasado en Azkaban. Se había lavado y recortado la barba, y aunque su aspecto era ligeramente mejor, seguía estando muy lejos del joven despreocupado de veintiún años que había estado encerrado.

Sirius volvió a colocar el aparato y se pasó una mano por sus rizos oscuros—Yo... yo...—Exhaló un largo suspiro y gimió—Ah, Moony, no sé. ¿Enfadado por cómo ha resultado todo? Feliz por haber salido de esa maldita prisión, pero asustada porque en cualquier momento podrían llevarme de vuelta. Echando de menos a James. Siempre echando de menos a James y, al mismo tiempo, encantada de haber conocido a Harry—Se pasó una mano por la cara—Maldita sea, Moony. ¿Harry tiene trece años?—.

Remus asintió—Los tiene—.

Los dos hombres se quedaron en silencio hasta que Remus suspiró—Padfoot, no puedo decirte cuánto lo siento. Yo- —.

Sirius levantó una mano—No. Si hubiera estado en tu lugar, habría hecho lo mismo. No podías saber lo de Peter—.

Remus negó con la cabeza—Debería haberlo hecho. Debería haber sabido que tú nunca traicionarías a James y a Lily. Debería haber luchado más para buscar la verdad—.

—Moony, no lo hagas. Por favor, no es necesario. Lo hecho, hecho está y es hora de seguir adelante. Cuéntame cómo han sido las cosas. Háblame de Harry—Sus cejas se fruncieron y sus ojos grises se volvieron del color de las nubes de tormenta—Cuéntame qué está haciendo con Snape—.

Remus respiró profundamente—Es una historia muy larga—.

Sirius resopló—Bueno, hace mucho tiempo que no escucho una historia larga—.

—De acuerdo—asintió Remus—pero supongo que debería empezar por el principio si voy a contarla—.

—Siempre es un buen punto de partida—comentó Sirius.

As Potter is to SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora