Nuevas comidas

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Pareja: Killua y Gon

Au normal

Capítulo corto, único.

Yukino era una niña saludable y muy amada por sus padres, quienes pese a todo lo ocurrido se mantenían juntos y superando cada obstáculo en su camino; no eran muchos como antes, pero procuraban solucionarlos en pareja

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Yukino era una niña saludable y muy amada por sus padres, quienes pese a todo lo ocurrido se mantenían juntos y superando cada obstáculo en su camino; no eran muchos como antes, pero procuraban solucionarlos en pareja.

Tranquilidad, eso percibía Gon, quien por fin había dejado de ir a terapia y, por fin recuperado, solía cuidar amorosamente a su bebé, quien crecía cada día más. Hoy cumplía seis meses y el Freecss no podía hacer otra cosa más que pensar en lo hermosa que se veía. 

Killua es su fiel compañero, aquel que desde la escuela lo miraba con sus ojos destellantes de cariño; ahora esos ojos eran para su hija adorada también, pero no se quejaba por tener que compartir a su marido, es más, le gustaba que el hombre pálido fuera un increíble padre. Justo en este momento lo extrañaba, ya que el albino estaba trabajando en su empresa después de haber faltado dos días seguidos por cuidar de su cría. Se turnaban, Gon en la asociación de abogados tres días a la semana y el Zoldyck cuatro días en su trabajo, en ocasiones era al revés y en otras Mito cuidaba de Yukino un fin de semana mientras ambos padres trabajaban. Se había adaptado, amaba que las cosas estuvieran en orden después del nacimiento de la niña. 

Hoy esperaba a su esposo con emoción, como si este hubiera estado fuera de casa por largos meses, y al parecer no era el único impaciente.

—También lo extrañas, ¿verdad? —Le preguntó a la niña en sus brazos, que aprendía a pararse sobre el regazo de su papá; esta sonrió como si le entendiera, doblando y estirando sus piernas simulando saltar. El azabache notó los nuevos dientes de la menor y supo que tenía razón: ya era hora. La miró con orgullo —. Killua llegará y juntos vamos a alimentarte, ¿no es genial?

Los balbuceos de la pequeña resonaron en la sala, convirtiéndose en música para los oídos del mayor, música a la que se sumó la bocina del auto estacionándose en la cochera, que le avisaba la llegada del más alto.

—¡Estoy en casa! —anunció el de ojos azules, haciendo que las miradas ambarinas brillaran por la aparición del joven Zoldyck frente a ellos. La bebé de blancos cabellos se removió en su sitio y buscó al hombre con sus manos; Killua la levantó para plantar un sonoro beso en su mejilla —. ¿Cómo está mi princesa? —cuestionó con ternura, alzando a la criatura con cuidado. El de cabello puntiagudo sonrió.

—Ella está lista para comer —respondió, de pie y en puntitas para besar de igual manera la mejilla de su pareja, quien se ruborizó ligeramente ante el suave tacto. 

—¿Le darás el biberón o vas a-?

—Ninguna de las dos cosas, Killua, hoy comerá sólido por primera vez. —Le interrumpió, causando gran impresión en el contrario, este miró a la bebé en sus brazos y el moreno continuó —. Creo que es momento de que empiece a comer, ya crecieron sus primeros dientes y su pediatra dijo que puede ingerir algunas papillas o alimentos suaves.

Mes de paternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora