𝑫𝒐𝒔

7.7K 470 268
                                    

Las dos primeras horas de clase se me estaban haciendo eternas, no conseguía focalizarme en la clase de historia de la señora Bongers debido al incidente que había ocurrido en la puerta, le dejé claro a Max que no quería que ninguno de los chicos supiera que había pasado, mucho menos quería que Steve se enterase porque iría directo a darle una paliza a Billy y yo no quería más problemas de los que ya había.

Mis amigos no sabían exactamente como era Billy conmigo cuando estábamos a solas, pero no había sido así conmigo en público y es lo que más me preocupa, pero prefiero dejar esos pensamientos de lado. El timbre que indica el final de la clase suena y comienzo a recoger mis cosas lentamente para después disponerme a salir del aula.

La parte buena es que ahora tendré un descanso ya que es la hora del almuerzo así que me dirijo hacia el comedor en donde numerosos estudiantes no paran de hacer ruido, odio estar en el comedor por eso siempre como sola en la zona de las gradas de la pista de atletismo, pero hoy no quería estar sola porque sé que mis pensamientos van a rondar mi cabeza durante todo el tiempo y van a provocarme más ansiedad, justo lo que no quiero.

Camino lentamente por el comedor buscando con la mirada una mesa que esté libre y apartada de la gente, todos están sentados con sus respectivos grupos y yo no encajaba en ninguno, no me gustaban las fiestas, no era popular pero tampoco me consideraba una rarita.

—¡Alice!—escucho una voz conocida llamarme haciendo que levante la mirada encontrándome a Dustin moviendo su mano frenéticamente mientras sonríe en mi dirección—¡Ven a sentarte aquí!

Dustin es muy muy buen amigo de mi hermano y en el fondo me parece gracioso que un niño de quince años sea amigo de un chaval de diecinueve, aunque Steve era más como una especie de mamá con seis niños a su cargo. Me acerco a paso lento hasta la mesa en donde solo veo dos rostros conocidos, Mike y Dustin; sabía que este año se habían unido al club de Hellfire para jugar a Dragones y Mazmorras, estos chicos no iban a cambiar nunca.

La mirada de los otros tres chicos se posa en mi haciendo que me ponga algo nerviosa y me remueva en mi sitio.

—Mira, ellos son Gareth, Jeff y Eddie, el máster. Te he hablado de el alguna que otra vez—señala Mike respectivamente a cada uno de ellos mientras sonrie—Ella es Alice, una amiga

—No me habías dicho que tenías una amiga tan guapa, Wheeler—dice Eddie a un costado de mi haciendo que le mire entrecerrando mis ojos.

—Al menos yo seguro que me baño todos los días, metalero de dudosa higiene—respondo rodando los ojos recibiendo risas por parte de los demás.

Bajo la vista a mi plato de comida para meterme un trozo de hamburguesa en mi boca pero antes de introducirlo del todo me quedo algo pensativa y vuelvo a dejarlo en el plato recordando lo que me dijo Billy unas semanas atrás cuando salimos a cenar fuera. Yo ese día tenía mucha hambre, a penas pude comer con el estrés de las tareas del instituto; fuimos a una hamburguesería a la que solia ir, pero cuando él me vio comer me dijo que debería dejar de comer tanta basura, que estaba engordando y que si seguía de ese modo iba a terminar dejándome por otra que tuviera un buen cuerpo.

Mi mente no era capaz de procesar estar sin él y mucho menos que me dejara por eso, así que desde entonces he reducido la comida todo lo que puedo, incluso me paso días sin comer. Steve al darse cuenta de esto me cocina todos los días y se asegura que siempre tenga comida en el estómago pero yo no podía permitir engordar un solo gramo así que simplemente vomitaba lo que comía cuando mi hermano no estaba vigilandome.

Estoy tan absorta en mis pensamientos que no soy consciente de que Dustin está hablándome hasta que sacude mi brazo con fuerza sacándome de mi trance.

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora