Prólogo

135 42 3
                                    

Ya hace semanas que me llegó un correo electrónico por parte de una empresa en New York pidiendo que me presentara a una entrevista. Según ellos vieron mi currículum por todas las redes sociales y gracias a eso pudieron contactar conmigo.

El gran mérito es de mi madre, puesto que me había quedado sin trabajo y colocó mi currículum en todas partes. Al recibir la noticia, todos en la casa se pusieron felices y más aún cuando les dije que era en New York. Pensé que se lo tomarían mal, pero no fue así. Ellos sabían que mi sueño era estudiar allá y recibí el apoyo de todos.

Me encuentro en mi habitación haciendo mis maletas. Parto hacia mi destino dentro de 8 horas. Mi familia me ayuda a organizar todo y que no se me quede absolutamente nada. Es de noche y no tengo el más mínimo sueño. La idea de estudiar donde he soñado siempre me ha quitado el sueño las últimas semanas.

Termino de acomodar y recoger todo respirando aliviada. Me siento en la cama mirando mi habitación casi vacía. Una ola de recuerdos vienen a mi mente. Recuerdos que después de siete años siguen plasmados claramente en mi memoria. El estante de mi habitación está vacío y claro está que no me iba a ir sin mis libros.

Libros, regalo, chico lector, Miles.

Haga lo que haga, piense lo que piense, todo me lleva a su recuerdo. Me acerco a mi maleta, la abro, agarro el primer libro que me regaló o que dejó por accidente y me tumbo en la cama aferrándolo a mi pecho mientras lágrimas caen por mis mejillas.

—Te extraño tanto —susurro.

Sigo llorando hasta más no poder mientras aprieto aquel sinfín de hojas contra mi pecho, como si haciéndolo me devolviera a mi pelinegro. Y así me quedo dormida, con lágrimas de un amor pasado pero sintiéndome como el primer día.

                ☄️☄️☄️☄️☄️☄️☄️☄️☄️☄️☄️

—Cuídate mucho mi pequeña —mi madre solloza mientras me abraza con fuerza.

—Mamá, me sacas el aire.

—Lo siento, es que te voy a extrañar mucho.

Nos encontramos en el aeropuerto. Mis hermanos también están aquí, despidiéndose de su hermana mayor. Me surgió un viaje a New York, una entrevista de trabajo. Estaba muy feliz pues siempre había soñando con trabajar allá. Debía irme hoy para llegar justo a tiempo. Después de siete años estudiando, ahora trabajaré allá.

—Mamá, tengo 24 años ya, sé cuidarme sola —bufo.

Pasajeros con destino a New York por favor de abordar el vuelo 314. Gracias

—Es mi vuelo —anuncio.

Mi familia se acerca a abrazarme. Los voy a extrañar mucho. Tanto que hemos pasado juntos.

—Manita, promete que algún día vendrás por todos nosotros —mi pequeña monstruita susurra mientras lloriquea.

—Claro que sí, mi pequeña monstruita. Vendré a buscarlos a todos y viviremos allá muy felices —ya estoy llorando como una niña pequeña cuando va de campamento con sus compañeros y no quiere separarse de sus padre.

—Cuando llegues allá me llamas, a la hora que sea —ordena mi madre para luego besarme la mejilla —. Y cuídate por favor.

Asiento y vuelven a abrazarme.

—Voy a perder mi vuelo, familia —anuncio soltando una risita.

—Vale, vale.

Nos separamos. Avanzo hacia mi respectivo avión. Cuando estoy por subir, me doy la vuelta para despedirme una vez más de mi familia. Veo a Math llegando agitado y sonrío. Siempre igual. Me despido con la mano mientras les lanzo besos y cada uno vocaliza algo, mi madre que me cuide, por enésima vez; Ryan me desea suerte, los gemelos hacen muecas y se ríen, Alyssa vocaliza que esperará por mí y que disfrute por ella; y por último Math, que lo llamara todos los días y lo actualice.

Limpio mis lágrimas y subo al avión sonriendo. Dispuesta a dejar esta vida atrás y comenzar una nueva, llena de mejores oportunidades y sorpresas. Rumbo a mis sueños, pero si aún poder olvidar a aquel chico lector que hizo de mi pasado un sinfín de experiencias nuevas. Aquel chico del que no puedo olvidar su voz, su rostro, su risa, sus besos a pesar de hacer 7 años que lo saqué de mí vida, o que hice que me sacara de la suya. Espero algún día poder pedirle perdón y que vea que lo hice por él, pues puse su felicidad antes que la mía, aunque en aquel momento no lo supo. Pero de lo que si estoy segura es que nunca podré olvidarlo por muchos años que pasen, siempre será esa persona a la que piense cuando escuche una canción, cuando vea una película y sobre todo, cuando lea un libro, porque definitivamente mi novio era un Chico Lector, mi Chico Lector.





Y aquí estamos, otra vez y yo encantada :3

Ya estamos con la segunda parte de ¡Hey, tú! Chico Lector. No quise hacerlos esperar más, sé lo que se siente la espera de un nuevo capítulo.

Aprovecharé mis vacaciones escribiendo esta joyita para ustedes y para que disfruten de ellas al máximo.

No olviden dejarme sus comentarios preciosos y sus estrellitas...no seas lector fantasma 👻

Los amo ❤️✨

Segundas Oportunidades [En Proceso] (Libro#2)Where stories live. Discover now