32. VISITA DESAGRADABLE

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Una mañana, aproximadamente una semana después de la declaración de Lan XiChen, mientras éste se hallaba reunido en el saloncillo con los omegas de la familia, fueron atraídos por el ruido de un carruaje y miraron a la ventana, divisando un landó de cuatro caballos que cruzaba la explanada de césped de delante de la casa. Era demasiado temprano para visitas y además el equipo del coche no correspondía a ninguno de los vecinos. 

Sin ver a los recién llegados Lan XiChen le propuso a YanLi irse a pasear para evitar que el intruso los separara. Se fueron los dos, y los tres que se quedaron en el comedor continuaron sus conjeturas, aunque con poca satisfacción, hasta que se abrió la puerta y entró la visita.

Era Lord Qiren.

Todos esperaban alguna sorpresa, pero ésta fue superior a todas las previsiones. Aunque la señora Jiang y A-Ying no conocían a aquel omega, no se quedaron menos atónitos que A-Cheng.

Entró en la estancia con aire todavía más antipático que de costumbre; contestó al saludo de A-Cheng con una simple inclinación de cabeza, y se sentó sin decir palabra. A-Cheng presentó a su madre y hermano aunque él no había solicitado ninguna presentación. Luego, se ofreció a ir en busca de Lan XiChen pensando que su sobrino podría haber sido el motivo de la visita, pero el omega lo rechazó.

La señora Jiang, pasmadísima aunque muy emocionada al ver en su casa a persona de tanto rango, lo recibió con la mayor cortesía, pensando que el omega solo estaba siendo considerado con los futuros familiares de su sobrino. Estuvieron sentadas todos en silencio durante un rato, hasta que al fin Lord Qiren dijo con frialdad a A-Cheng:

—Supongo que estará usted bien, y calculo que esa señora es su madre.

A-Cheng contestó que sí firmemente, ya que ya los había presentado.

—Y este otro imagino que será una de sus hermanos.

—Sí, señora —respondió la señora Jiang —Es el anteúltimo; el más joven de todas se ha casado hace poco, y la mayor está en el jardín paseando con su sobrino.

—Tienen ustedes una finca muy pequeña —dijo Su Señoría después de un corto silencio y sin hacer referencia a la pareja comprometida.

A-Cheng vio chispas de ira en los ojos de su madre, pero ella solo asintió y Lord Qiren continuó:

—Ésta ha de ser una habitación muy molesta en las tardes de verano; las ventanas dan por completo a poniente.

La señora Jiang le aseguró que nunca estaban allí después de comer, y añadió:

—¿Puedo tomarme la libertad de preguntar a Su Señoría qué tal ha dejado a los señores Su?

—Muy bien; los vi anteayer por la noche.

A-Cheng rogaba que Lord Qiren no estuviera allí para desaprobar la boda de su hermana. Pero después de otros minutos de incomodo silenció, el omega mayor se puso de pie y mirando a A-Cheng dijo:

—Me parece que ahí, a un lado de la pradera, hay un sitio precioso y retirado. Me gustaría dar una vuelta por el si me hiciese el honor de acompañarme.

—Anda, querido —exclamó la madre —enséñale a Su Señoría todos los paseos. 

A-Cheng obedeció, corrió a su cuarto a buscar su sombrilla y esperó abajo a su noble visitante. Al pasar por el vestíbulo, Lord Qiren abrió las puertas del comedor y del salón y después de una corta inspección declaró que eran piezas decentes, después de lo cual siguió andando.

PRIMERAS IMPRESIONES (ZhanCheng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora