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Leah abrió la puerta donde Fluffy se encontraba de golpe, viendo como el perro estaba descontrolado.

Si Harry estaba ahí, iría a buscarlo como fuera, aunque tuviera que combatir con un perro de tres cabezas enorme.
—Allá vamos...— dijo para si misma.

Cuando el animal no miraba, empezó a caminar con cuidado de no hacer ruido a la trampilla la cual vigilaba este. Seguramente el trío de oro había ido por allí.
—¡¿Pero a que esperas?! ¡Corre!— se escuchó la voz del platinado empujándola para que cayera por la trampilla y así el perro no los mordiera.

—¿¡De donde has salido tu!?— preguntó ella una vez estaban entre unas hierbas. Pero eran algo peculiares pues estás los tenían agarrados.
—Te dije que no iba a dejar que murieses.— respondió el chico quedándose quieto para que las enredaderas los soltaran.

Una vez habían escapado tanto del perro de tres cabezas, como las hierbas, vieron que había una puerta.
—Espera.— le dijo Draco sacando su varita.— Es que... no sabemos que hay ahí.

—Me da igual, voy a ir a buscar a mi hermano y lo llevaré de una oreja a un sitio seguro. Me prometió que no se metería en ningún lío y mira.— explicó está muy nerviosa.
—Eh.

—¿Qué?— preguntó ella mirándolo.
—Si, tu hermano puede ser muchas cosas, pero no es idiota. Sabe cuidarse solito.— le dijo este.

Leah suspiró y cuando Draco pensaba que ella había recapacitado, la chica abrió la puerta de golpe dejando libre a un montón de... llaves voladoras.
—¡Pero a ti que te pasa!— gritó el platinado tapándose la cabeza.

—¡Corre!— le dijo la chica señalando la otra puerta.— ¡Rápido!
—¡Ya voy pesada!

Ambos chicos abrieron la puerta con una llave puesta y consiguieron salir de allí intactos, bueno, con algunas rascadas.
—Mira, por tu culpa.— dijo el platinado señalándose las rascadas de las llaves.

—¿Leah? ¿Malfoy?— preguntó la voz algo quebrada de Hermione.— ¿Que hacéis aquí?

La chica se fijó en el panorama y se dio cuenta de que estaban en un tablero de ajedrez, pero gigante. Y ese, en ese caso, destrozado.
—¿Granger?

—Y Weasley.— terminó por decir el platinado viendo al pelirrojo.
—¿Donde está mi hermano?— preguntó la chica ahora preocupada.—¿Donde está Harry?

—Ahora no hay tiempo para explicar nada... tenemos que avisar a Dumbledore, tenemos que llevar a Ron a enfermería.— dijo está demasiado rápido.
—¡No! No he venido hasta aquí para volver, vengo a buscar a Harry, Hermione dime dónde está.— pidió la chica.

La castaña miró al final de la habitación dándole la respuesta no obstante miró a ambos Slytherins.
—Leah... ten cuidado.

La chica se disponía a ir pero el carraspeo de la voz de Draco la frenó.
—No pienses que vas a entrar ahí sola. ¿Verdad?— preguntó este preocupado y con algo de miedo.

—Tienes que avisar a Dumbledore, es lo único que te pido, por favor.— dijo ella mirándolo fijamente, y por primera vez, Draco sentía que ella confiaba en él.
—Intenta no morir, ¿vale?— le preguntó a lo que ella asintió.

La Potter fue en busca de su hermano y despareció dejando a Ron, Hermione y Draco solos. El último miró al pelirrojo y suspiró.
—Tenemos que llevarlo a enfermería.— dijo la castaña preocupada.

—No, que vaya el solito, aguamenti.— dijo este apuntándolo como su varita de la cual salió un chorro de agua, dándole en toda la cara, despertando a Ron de golpe y un susto.— Como nuevo.

—¿Donde está Harry?— preguntó este haciendo rodar los ojos del platinado en cual empezó a caminar algo estresado hacia la salida.
—¿Donde vas?— preguntó Hermione.

—Paso de quedarme con vosotros dos, y paso de que Leah muera. Voy a avisar a Dumbledore.— respondió sin mirarlos ni girarse.

Fue raro para Draco ver al mismo director dando vueltas por ese pasillo. Y ahora que pensaba, ¿como es que nunca se había percatado de la presencia maligna en el profesor Quirrel? Era muy extraño.

En si el viejo era raro, pensó Draco al verlo.
—Profesor Dumbledore, son los Potter, ellos...— empezó a explicar este algo alterado.

El anciano levantó la mano para que dejara de hablar y fue directo a la habitación donde Fluffy descansaba y desapareció.

Draco frunció el ceño y pensó en todo lo sucedido. Pensó en que, era muy posible que Dumbledore supiera todo y lo dejara pasar. Por que vamos, ¿quien es tan tonto como para no darse cuenta de que está pasando algo grave?

En eso, tanto Ron como Hermione salieron de ahí algo adoloridos.
—¿Como sabíais este lugar?— preguntó la castaña con curiosidad.

—Digamos que no sois muy discretos en nada.— mencionó este de manera obvia.— Leah descubrió por su cuenta todo vuestro plan...
—¿Y donde está?— preguntó el pelirrojo.

Leah escuchó una risa escalofriante y supo que su hermano estaba en problemas.
—Hm, valentía. Tus padres eran iguales... así que dime Harry. ¿Te gustaría ver a tu padre y a tu madre?

—¿Qué?— dijo para si misma la chica.
—Juntos, haremos que vuelvan. Lo único que pido es algo a cambio...

—¡No! ¡Harry no se la des!— gritó la chica saliendo de su escondite, viendo a nada más que la cara de Voldemort.
—¿Leah?— preguntó este con la piedra filosofal en la mano.

—Harry, no la escuches, no escuches a la oveja negra de la familia, ella no quiere volver a ver a vuestros padres juntos. No te quiere, pero podremos solucionar eso.— siguió diciendo la
cabeza maligna del que no debía ser nombrado.

Al intentar acercarse al azabache, Leah lo apuntó con su varita y gritó ¡flipendo! provocado que este se cayera aturdido hacia atrás.
—Harry, tenemos que irnos.— le dijo la chica con mucho miedo.— ¡Vamos!

—¡No!— gritó Voldemort empujando a Leah y empezando a estrangularla.— Niñata entrometida...

—¡Leah!— gritó también Harry intentando separar al adulto de ella. Lo que nadie sabía era que al tener la piedra entre sus manos, todo los que tocara se desintegraría. Por lo tanto, Quirrel, empezó poco a poco a desintegrarse, apartándose de la chica la cual ahora se encontraba en el suelo.

Harry estaba impresionado con lo que había hecho y decidió no tocar a su hermana pues cosas horribles podían pasar.

En el momento en que todo había acabado, o al menos eso pensaba el azabache, una sombra oscura salió del cuerpo sin vida de Quirrel y sobrepasó los hermanos Potter para irse de allí.

Harry se acercó a su hermana aún inconsciente y miró a ambos lados buscando ayuda.
—Leah... despierta.

No obstante, para Harry también hubo mala suerte, un cansancio enorme y un mareo vino y se desmayó también acabando en el suelo.

Que suerte que Dumbledore entrara a los minutos encontrándolos. ¿cierto?

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora