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⚜️...⚜️

—¿Desde cuando sabes conducir un coche volador?— le preguntó la chica a George con una sonrisa sorprendida.

—Es el coche de papá, vamos, tenemos que irnos ya.— mencionó este.

Harry, colocaba las cosas en el maletero tanto suyas como de su hermana mientras que Leah se aseguraba de que Vernon no entrara, aunque duraría poco.
—¿Dobby...?— preguntó la chica a lo que el elfo se acercó a ella.— ¿Me podrías hacer un favor?

—Claro, Dobby estará encantado de ayudar a la señorita Leah.— respondió este.
—¿Podrías coger ese sobre blanco y dárselo a Draco? Es un detalle... por su cumpleaños.— mencionó esta casi susurrando pues no quería que Harry ni nadie los escuchara.

El elfo sonrió y de un chasquido desapareció. Dejando vía libre a los chicos.
—Ya está todo, Leah, ¡rápido!— gritó Ron.

En cuanto la chica se alejó de la puerta, se dio cuenta de que Nero, su gato no había subido al coche.
—Oh no.— dijo Fred sacando su varita apuntando a Vernon, pues este acababa de entrar y quería llevarse a la chica para que no se fuera con ellos.— ¡Flippendo!

El hombre salió disparado hacia atrás cayéndose por las escaleras dejando a Leah vía libre, y tiempo para coger a su gato en brazos y subirse al coche.
—¿Estamos todos?— preguntó Ron.

—Misión cumplida, dirección a la madriguera.— dijo George conduciendo a toda velocidad.

El elfo por otra parte, apareció de golpe en la habitación de Draco el cual leía aburridamente.
—¿Dobby?— preguntó este cerrando su libro y acercándose a este.

—Dobby le trae algo al señor Draco Malfoy... de parte de Leah Potter.— dijo este entregándole el sobre blanco.
—¿Qué hacías con Leah?— le preguntó este ciertamente interesado y con mucha curiosidad en saber.

El elfo se miró los pies pues no podía decirlo no obstante no tuvo que excusar nada, el platinado ya había abierto el sobre y ya se había olvidado de todo.

Se que probablemente tires esto y no lo leas pero tengo que intentarlo. Aunque no seamos amigos, te tengo un poquito de aprecio y aunque no te lo creas, me he acordado de tu cumpleaños. Espero que pases un buen día y sonrías más.

Atentamente Leah Potter.

—Es ridículo.— dijo negando, y viendo nada más que una pulsera en el interior del sobre.

Dobby, mientras, solo miraba como el niño trataba de permanecer serio, trataba de contentar la emoción y la felicidad mientras veía la pulsera que le habían regalado.

Claramente no era una pulsera comprada, Leah no tenía dinero muggle para hacer eso pero si tenía hilos, así que decidió crearle una pulsera trenzada, con colores oscuros. Negros y verdes.
—¿Te dijo algo más?— preguntó este mirando al elfo.

Dobby sabía todo lo que habían hablado los hermanos Potter. Sabía lo del puesto de quidditch pero en ese momento, la puerta de su cuarto se abrió completamente para dejar ver a su padre.

Draco rápidamente escondió tanto la carta como la pulsera en uno de sus cajones y lo miró con cierto miedo.
—¿Ocurre algo padre?— le preguntó este intentando no sonar nervioso.

Lucius Malfoy, suspiró y con su bastón entró más al cuarto de su hijo.
—Felicitaciones Draco, me acaban de informar que has entrado en el equipo de quidditch como buscador principal.— dijo este.

—¿En serio?— preguntó este pensando inmediatamente en Leah.— ¿Pero... no que ya había un buscador?
—Así es, una jovencita, ¿no lo sabías?— preguntó este ahora mirándolo fríamente.

Draco asintió y decidió no decir nada.
—Al parecer la chica ha renunciado a su puesto y te ha recomendado... ha hablado bien de ti al capitán, por eso ha decidido que entres en el equipo.— explicó este.— Bien hecho hijo.

¿Podía pasarle alguna cosa mejor? Estaba siendo el mejor día de todo el verano.
—Gracias, padre.— dijo aguantando la emoción de todo su cuerpo.— No te decepcionaré.

Lucius le sonrió sarcásticamente y se fue de allí, no sin antes mirarlo de nuevo.
—Dentro de unos días iremos a comprarte el material necesario.— fueron sus últimas palabras antes de irse de allí y cerrar la puerta.

—¿Has escuchado eso Dobby? Voy a ser... buscador, ¡es genial!— dijo sin aún creérselo.
—Dobby esta muy feliz por usted señor Draco, y Dobby también cree que la señorita Leah es muy amable por dejarle el puesto.— dijo este contento de ver al niño feliz.

Draco pensó en lo que acababa de decir el elfo y asintió, volviendo al cajón y tomando la pulsera de la chica. Sorprendentemente, le quedaba bien. A medida.
—¿Por qué crees que lo habrá hecho?— preguntó esté volviendo a subirse a su cama y sentándose de indio.

—Dobby no lo sabe, si quiere Dobby puede descubrirlo por usted.— dijo este a lo que el platinado negó.
—Da igual, ya se lo preguntaré yo mismo.— dijo este viendo su pulsera nueva.

Al igual que Leah la cual miraba su pulsera de plata, mientras llegaban a la madriguera.
—¿Vuestra madre sabe que venimos?— preguntó por curiosidad.

Fred negó mirándola con una sonrisa traviesa.
—Pero una vez estéis allí, no os dirá nada. Como mucho nos castigará... sacando gnomos del jardín.— mencionó este.

—Hemos llegado.— anunció George aterrizando y abriendo el maletero para sacar las cosas de los hermanos.

—¡¿Donde habéis estado?!— se escuchó el grito de una mujer detrás suyo.
—Cagamos.— soltó Ron dándose la vuelta y encontrándose con su madre enfadada.

—Mamá, no te enfades pero... ¡teníamos que ir a salvarlos! ¡Los estaban matando de hambre!— se excusó el pequeño.
—¿A quien?— preguntó esta.

Mientras que Fred despeinó a Harry, George se apoyó en el hombro de Leah.
—¡Oh! ¡Harry! !Leah!— dijo esta abrazando a ambos niños.— No sabía que veníais...

—Ni nosotros.— admitió el chico.— Este sitio es genial. Es muy bonito.
—Y acogedor.— murmuró ella analizando el lugar determinadamente.

—No os preocupéis más, ya estáis aquí. Ahora, chicos, mostrarles donde dormirán mientras voy a prepararles algo de comer.— sugirió esta.

Leah tomó a Nero en brazos y siguió a los gemelos para la habitación de Charlie la cual estaba vacía mientras que Harry y Ron compartirían cuarto.
—¿No te importa dormir sola?— preguntó Fred con curiosidad.

—¿No te da miedo? Si quieres hacer una pijama da avísanos, estamos al lado.— dijo este sonriendo.
—Gracias, lo tendré en cuenta.— dijo antes de cerrar la puerta y sentarse en la cama.

Nero, se estiró junto a ella y ronroneaba.
—Que amables son todos... ¿verdad?— preguntó ella al aire. Claramente no obtuvo una respuesta.

Y mientras acariciaba a su gato negro, la chica pensaba en si Draco habría leído su carta.
—Hm... la habrá tirado, es muy probable.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora