𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟒: 𝒅𝒊́𝒂 𝒖𝒏𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒕𝒓𝒆𝒔

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—Si fuese la mitad de guapa que tú, Steve se habría enamorado antes de mí. Estoy segura. —Grace se balanceó en la silla de la peluquería, observando cómo la peluquera colocaba algunos ganchillos en mi recogido bajo.

—Él estaba enamorado de ti antes de conocerte, no seas idiota.

—No te puedes enamorar de alguien que no conoces, Olivia —respondió entre risas, mirándose al espejo.

—Claro que sí. Buscas en cada persona a esa de la que estás enamorada y, cuando la encuentras, es como poner la última pieza de un puzle que has ido formando toda tu vida. —Me levanté del asiento y le dediqué un beso en la frente a Grace, que esbozó una sonrisa tímida al escucharme.

Hice el camino a la habitación mirándome las puntas de los pies al caminar con la sensación de que, aunque Noah me dijese no, había arruinado ese mundo idílico y efímero que habíamos creado dentro de nuestra habitación. Debería haberme callado la boca justo en el momento en que pensé que sería buena idea profundizar en mis traumas justo cuando comenzábamos algo. Pero ¿qué clase de estúpida hace algo así? ¿Qué clase de estúpida no sabe respetar los tiempos cuando empieza una relación?

Creí que estaría ya en la habitación, pero al pasar por la playa vi el bañador rosa pastel que me era tan familiar. Estaba tumbada en una hamaca sujeta a dos árboles, con el móvil en el pecho, la boca entreabierta y un sueño profundo acompañado por el sonido de las olas.

Se había achicharrado la cara y los hombros al sol en las tres horas de peluquería en las que había desaparecido, pero a ella parecía no perturbarle el posible dolor de la piel enrojecida.

—Oye... —Le acaricié el pelo y perturbé el sueño en el que andaba sumergida. Sin abrir los ojos, alargó los brazos y me abrazó las piernas, pegando su cara en mi vientre—. ¿Has dormido bien, cielo? —Se echó a reír casi sin fuerzas, sacudiendo la cabeza.

—Es tan surrealista que hace veinticuatro horas deseaba que me quisieras y ahora me llamas cielo... —Levantó la cabeza con un solo ojo abierto para mirarme por primera vez, pero cuando me vio terminó por abrir los dos, separándose de mí—. Estoy tan segura de que la mayoría de los tíos van a enamorarse de ti y me estoy enfadando por momentos.

—Qué exagerada eres. —Intenté ocultar aquella sonrisa que delataba mi debilidad por ella—. ¿Vamos? Tú tienes que ducharte aún.

Noah se levantó de la hamaca, se calzó sus chanclas negras, sacudió la camisa blanca con la que había ido a comer y se la echó al hombro, caminando a mi lado por la orilla. Pasó su brazo por mis hombros y sé que me observó desde la ventaja que le daba su altura, pero yo no sabía por qué me observaba y la idea de que lo hiciese porque se sentía extraña a mi lado me aterraba.

—¿Estamos bien? —Le pregunté al entrar en la habitación. Noah dejó la camisa encima de la cama con el ceño fruncido.

—¿Ha pasado algo? ¿He hecho algo? —Caminó hacia mí, con las manos puestas en las caderas.

—No, no has hecho nada. Es por lo que te he contado esta mañana, no quiero que nada cambie esta semana y me aterra que dejemos de divertirnos como lo estábamos haciendo por mi estúpida necesidad de desahogarme. —Noah soltó una leve carcajada, enmarcando mi cara entre sus manos con un gesto de ternura—. Necesito que todo sea normal o entonces sí que me hundiré pensando que lo he estropeado.

—Olivia. —Me obligó a mirarla a los ojos, agarrándome la cabeza con las manos rodeando mi nuca—. La única forma de superar lo que me has contado esta mañana es hacerte feliz. —Dejó un suave y simple beso sobre mis labios con una sonrisa, dándose la vuelta para abrir el armario de nuestra habitación y coger ropa interior limpia—. Solo quiero que disfrutes de alguien que te quiere bien, que tengas recuerdos tan felices que sean esos los que te vengan a la cabeza. ¿Lo he dejado claro? —Se quedó en mitad de la habitación con los bóxers negros en la mano, el bañador más bajado de lo normal hasta el punto en el que se distinguía la marca blanca del bañador en contraste con el moreno de su piel y una mano en la cintura.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora