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Ese martes por la mañana todo aparentaba ser un día normal como siempre, Jungkook tenía sus puños magullados, pero había podido ocultarlo bien. El moreno estaba tranquilo porque sabía que no habría clase de cálculo, Jimin en cambio, estaba ansioso y preocupado y por eso habían estado hablando por mensajes durante casi toda la clase de química. Jungkook no podía esperar a que terminara su clase, estaba deseando ver qué sucedería, qué dirían. Necesitaba saber qué había pasado luego de irse de ese departamento.

Pero no hubo necesidad de esperar a que acabara la clase para saberlo, a tan solo veinte minutos, la secretaria del director interrumpió en su salón de clases.

- Buenos días chicos, tengo que informarles de una trágica noticia. - anunció la mujer con expresión apenada en su rostro. Los ojos de Jungkook se iluminaron como un niño frente a una pila de dulces y se removió impaciente. - Su profesor, el profesor Hwan ha sufrido un ataque terrible la tarde de ayer. - los gemidos sorprendidos inundaron el salón y Jungkook sintió su corazón bombear con fuerza. - Ha sido ingresado de urgencia en el hospital en la noche, aún no sabemos su estado, pero es crítico.

- Pero ¿qué ha pasado? - pregunta con más interés que preocupación uno de sus compañeros sentado a mitad del salón.

- No lo sabemos, la policía está investigando, pero... al parecer no fue un robo o algo parecido. Solo podemos esperar que esté bien, venía a avisarles que tendrán dos horas libres hasta su clase siguiente.

Mientras se extendían por sus compañeros los murmullos confundidos y preocupados, algunos otros asombrados y otros molestos porque iban a tener allí dos horas sin hacer nada, Jungkook luchaba contra su orgullo agrandado y por contener su sonrisa. Jimin sentado adelante se congeló por unos instantes. Sus miradas se encontraron por encima de su hombro y no hubo necesidad de decir nada, fue entonces que Jimin entendió porque él estaba tan tranquilo. De sus amigos todos se miraron con confusión a lo largo del salón, Taehuyng fue el único en girarse hacia él helado por unos segundos.

Química nunca fue tan eterna como ese día.

Jungkook no tuvo tiempo de salir por su cuenta cuando Jimin lo tomó de la mano y lo arrastró consigo por el pasillo, serpentearon entre la gente yendo en contra corriente e ignorando por completo los llamados de sus amigos hasta que llegaron al segundo piso y se metieron en los baños. Aquellos no se usaban nada en los recesos y era justo lo que necesitaba. Jimin lo empujó y tiró su mochila al suelo sin cuidado para estrellar su boca contra la suya casi violentamente. Jungkook reaccionó casi de inmediato.

Sus manos se tocaron y sujetaron con la desesperación de quienes llevan tiempo, años, sin verse. Los corazones de ambos explotaban en sus pechos mientras sus labios se comían bruscamente sin preocuparse porque se estaban haciendo daño en el proceso con sus dientes, ni cuando chocaron sin cuidado contra los lavabos. Jungkook lo levantó y lo sentó encima con brusquedad haciéndolo gemir, pero estaban tan enfocados sintiéndose el uno al otro que ni siquiera se separaron para acomodarse y amoldarse cómodamente. Jimin sujetaba y tiraba su cabello, volviendo el beso más profundo y efusivo cuando abrió su boca, convirtiendo todo en una vorágine de saliva y suspiros ahogados en la boca del contrario. No había tiempo ni para respirar. Era como el éxtasis.

A pesar de la seguridad que podía mostrar, los nervios de Jungkook estaban al límite y sus manos temblorosas se apretaban con fuerza a la espalda de Jimin. Necesitaba tomar aire y se negaba a separarse, pero no le quedó opción más que alejarse por unos milímetros para respirar duramente. No hubo ningún pánico cuando se miraron a los ojos, ya no había duda ni lugar para ese tipo de sentimiento, estaba todo más que claro en la mente de Jungkook. Nunca había estado mejor.

Deer eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora